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Urbana, violenta y desigual: la antigua cultura ibérica en la que el ser humano cambió para siempre

© Foto : Cortesía de Proyecto BastidaRestos humanos de La Almoloya
Restos humanos de La Almoloya  - Sputnik Mundo, 1920, 02.03.2021
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La cultura argárica sigue siendo un misterio. Tras su pista, un equipo de arqueólogos busca desentrañar el origen y violento final de un grupo humano que creó ciudades y desarrolló el concepto de jerarquía y desigualdad. Una sociedad de la Edad de Bronce que dio lugar al primer estado del Mediterráneo Occidental.
La historia no avanza a la misma velocidad en todos los rincones del planeta. En el año 2500 a. C., la civilización florecía en Egipto y Mesopotamia. Las pirámides se erigían en el valle del Nilo, mientras los zigurats se alzaban a orillas de Éufrates y Tigris. La Edad Antigua entraba montada en las escrituras jeroglífica y cuneiforme. El Mediterráneo Oriental era origen de la modernidad, en contraposición a lo que sucedía al otro lado del mar. En las costas occidentales, la Prehistoria prevalecía. Hace 4.000 años, las comunidades que poblaban la península ibérica estaban sustancialmente atrasadas en comparación a las grandes culturas de Oriente Próximo.
La tradición indica que la civilización arribaba a la península ibérica en los barcos de fenicios y griegos. Los primeros desembarcaron en el siglo X a. C, los segundos en el 600 a. C. Desde sus asentamientos a la vera del mar, la vanguardia social, económica o arquitectónica penetraba tierra adentro. Sin embargo, la arqueología apunta a una hipótesis diferente. En la esquina suroriental de la península, territorio que conforman actualmente las provincias de Murcia, Almería, este de Granada y Jaén, sur de Alicante y una pequeña porción de Ciudad Real, surgió una sociedad que destacó por su carácter innovador, tanto en lo técnico como en lo social. Lo hizo un milenio antes de que llegaran los griegos o apareciesen los íberos.
© Foto : Cortesía de Proyecto BastidaLa Bastida (Murcia)
La Bastida (Murcia) - Sputnik Mundo, 1920, 02.03.2021
La Bastida (Murcia)
La cultura argárica, datada entre el 2.200 y el 1.500 a. C., es objeto de estudio de los profesionales del proyecto Almoloya-Bastida: descubrir una civilización de la Edad del Bronce. Comenzó hace 12 años y se dirige desde el departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona. Nominada al II Premio Nacional de Arqueología y Paleontología, esta investigación se financia a través de becas públicas y aportaciones privadas de entidades como National Geographic, el Grupo Fuertes o la Fundación Palarq. Fondos que emplean para costear el alto precio de las excavaciones y por ende descifrar los misterios de esta sociedad de la Edad del Bronce.
Los arqueólogos excavan en los murcianos yacimientos de La Bastida y Almoloya. Los restos son enviados al laboratorio para desvelar el parentesco, las patologías o la esperanza de vida de la población argárica. Conocer los enclaves de Granada o Alicante les ayudaría a dar una imagen más certera, pero poco a poco se dan pinceladas sobre esta cultura. Aunque Rafael Micó, codirector del proyecto y catedrático de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona, tiene claro que "es una de las primeras sociedades urbanas y civilizadas de Occidente".

¿Quiénes eran?

El origen de este pueblo es uno de los interrogantes que buscan despejar. Según Micó, pudo ser la confluencia de la influencia mediterránea y europea con la población local. Un crisol que perduró durante ocho siglos en el sudeste peninsular. "No sé si nosotros estaremos tanto tiempo", ríe Micó. A la vez, se investiga qué provocó su colapso. Se descarta la invasión como causa del abandono repentino de los asentamientos. Las excavaciones señalan a un conflicto interno. La capa de ceniza, producto de un incendio, en los edificios de los poblados habla de un final violento. "Creemos que su ocaso no fue pacífico. La principal hipótesis es una revuelta interna a raíz del exceso de poder y riqueza en unos y la pobreza en otros. No descartamos que una crisis medioambiental agravara la situación", comenta a Sputnik Mundo.
© Foto : Cortesía de Proyecto BastidaDiadema hallada en La Almoloya
Diadema hallada en La Almoloya - Sputnik Mundo, 1920, 02.03.2021
Diadema hallada en La Almoloya
Y es que la desigualdad era parte central de la sociedad argárica. Precisamente, dos siglos antes de su desaparición se agigantó la brecha que separaba a los más afortunados de los desfavorecidos. Esta es una de las primeras poblaciones en las que se muestra una sociedad basada en la división por clases. Cada individuo tenía su rol profesional y había diferencias marcadas entre ricos y pobres o personas que vivían de los tributos y gente que tributaba. Además, por primera vez, hombre y mujer tenían papeles determinados en el tejido social. Una compleja estructura vertical de la sociedad que evoca a las grandes civilizaciones de Egipto y Levante. "Sorprende encontrar una cultura tan avanzada en este espacio y tiempo", añade Micó.
El poder estaba concentrado en manos de unos pocos. Dominio que se conseguía a base de violencia. La agresividad formaba parte del día a día y configuraba la propia pirámide social. El más acaudalado e influyente era quien tenía armas. En la cultura argárica se encuentran las primeras espadas de Europa. "Antes de esta época no había armas en la península ibérica. Sin embargo, aquí no solo hay hachas y puntas de flechas, herramientas que pueden matar, pero que no es su principal función. Aquí fabrican utensilios con el objetivo de hacer daño a otra persona. Hay espadas o alabardas y quien las poseía tenía una gran ventaja. Precisamente, eran propiedad exclusiva de los hombres y no de todos, sino de los más ricos. Es un ejemplo de desigualdad", explica el arqueólogo.
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Violencia que también manipula el plano de sus asentamientos. La mayoría se sitúan en cerros. Como novedad, las personas con mayor poder vivían en las partes altas. A diferencia de otros poblados, las tierras de cultivo, la proximidad a los alimentos, no son el eje del urbanismo. La seguridad prima sobre otras cualidades.
La jerarquización social es la que convierte también a la cultura argárica en la primera de tipo urbano en la península ibérica. Se desarrollan núcleos de población fijos con unas normas rígidas que marcan el día a día de un grupo de personas, cada una especializada en realizar una función. Y en la cúspide de la pirámide, un líder. Un individuo que vigila las obligaciones de cada uno. Un sistema que nada tiene que ver con los asentamientos de la cultura de los Millares o los hallados en Sevilla y el Algarve portugués, datados de la Edad del Cobre. En el Argar se forma el que podría ser el primer estado del Mediterráneo Occidental.

"Esta estructuración es revolucionaria. Hay que pensar que el mundo parcelado en estados es un invento moderno. Hace 5.000 años tan solo había cuatro puntos del planeta con estados y hace 10.000 años ni uno".

Rafael Micó
Codirector del proyecto 'Almoloya-Bastida'
En cuanto al sistema político, hay más dudas. Micó apuesta por una organización similar a las de las ciudades-estado griegas. Poblaciones en constante conflicto, pero con una serie de características comunes. Asentamientos en los que la sociedad humana comenzó a tomar la forma actual.

"Es interesante estudiar El Argar, porque se pueden descubrir qué teclas se tocaron para que el ser humano comenzase a ser como es hoy en día. Qué impulsó la desigualdad social o la diferenciación por sexos. Nos ayuda a entender por qué somos así. Porque no es algo natural. Si un homo antecesor nos mirase ahora y viese cómo nos organizamos diría que estamos locos".

Rafael Micó
Codirector del proyecto 'Almoloya-Bastida'

Un amplio patrimonio

La cultura argárica no solo sorprende por su desarrollo social. En la cima de los montes donde levantaron sus ciudades dejaron imponentes elementos arquitectónicos. "Nos cuesta llegar en coche a las excavaciones, imagínate cómo subían los alimentos, el agua o los materiales de construcción", describe el codirector del proyecto.
Uno de los yacimientos, La Bastida, destaca por contar con un imponente sistema de fortificación de piedra, prácticamente único en Europa por su antigüedad y monumentalidad. "A La Bastida la han llegado a definir como la Troya de Occidente", asegura el experto. Situada en el municipio de Totana, el conjunto arqueológico incluye sistemas de cisternas y una gran balsa para la recogida de agua con una capacidad de 300.000 litros.
© Foto : Cortesía de Proyecto BastidaLa Almoloya (Murcia)
La Almoloya (Murcia) - Sputnik Mundo, 1920, 02.03.2021
La Almoloya (Murcia)
En La Almoloya, aposentada en una meseta del término municipal de Pliego, los arqueólogos trabajan en una trama urbana de 2.800 metros. Hay edificios que pudieron alcanzar las dos plantas, aunque el interés se encuentra bajo tierra. Y es que en la cultura argárica era típico enterrar a los muertos debajo de su casa. Tumbas que definen el poder adquisitivo de cada familia. En La Almoloya se ha hallado una de las mismas ricas del continente. Llena de ofrendas, destaca una corona de plata y un collar con cuentas de ámbar del mar Báltico, sinónimo de exotismo y riqueza. "Este material, junto al marfil del Norte de África y Oriente Próximo, nos indica que los argáricos tuvieron algún contacto con sociedades lejanas. Al menos para el comercio del lujo", deduce Micó.
© Foto : Cortesía de Proyecto BastidaAjuar hallado en La Almoloya
Ajuar hallado en La Almoloya  - Sputnik Mundo, 1920, 02.03.2021
Ajuar hallado en La Almoloya
Los conjuntos argáricos han dejado multitud de restos. "Tenemos para abrir dos museos", asevera el experto. Desde cerámica hasta objetos metálicos como punzones o cuchillos. También espadas de cobre o bronce de 60 centímetros de longitud o alabardas, una especie de hacha con el pico en punta. Además, adornos de concha, hueso, cobre o bronce que contrastan con la joyería de las clases pudientes, elaborada en oro, plata o azabache. Es habitual desenterrar anillos o diademas en los sepulcros de la alta sociedad.
Elementos pertenecientes a una cultura obviada, una de las cunas de la modernidad. Las paredes de El Argar hablan sobre cómo la humanidad saltó hacia a lo que somos en la actualidad. Los arqueólogos intentan escucharlas. Se dice que la civilización nació en el Creciente Fértil. Probablemente también se meció en los soleados cerros del sudeste español.
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