El G7 condena la violencia contra los manifestantes en Birmania

MOSCÚ (Sputnik) — Los ministros de Exteriores del G7 condenan enérgicamente la violencia contra manifestantes pacíficos y la transgresión de la libertad de expresión en Birmania.

"Nosotros, los ministros de Relaciones Exteriores del G7 —Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido, Estados Unidos— y el Alto Representante de la Unión Europea condenamos firmemente la violencia cometida por las fuerzas de seguridad de Birmania contra las protestas pacíficas", dice el comunicado ministerial publicado en la página web del Gobierno británico.

Los ministros, según la nota, llamaron a los militares birmanos y a la Policía del país a "actuar con máxima moderación" y respetar las normas del derecho internacional.

El grupo G7 calificó de inaceptable el uso de munición real contra personas desarmadas, así como condenó "la intimidación y opresión de las personas que se oponen al golpe".

Los ministros, además, expresaron su preocupación por la violación de la libertad de expresión, incluido mediante el cierre del acceso a internet y el cambio de la legislación.

Los ministros, según el texto, condenan el golpe de estado en Birmania y reafirman su llamamiento a liberar de manera "inmediata e incondicional a las personas detenidas arbitrariamente, incluida la consejera de Estado Aung San Suu Kyi y el presidente Win Myint" y siguen apoyando a los ciudadanos del país en su búsqueda de la democracia y la libertad.

El 1 de febrero, pocas horas antes de la constitución del nuevo Parlamento en Birmania, los militares dieron un golpe de Estado, detuvieron a numerosos líderes políticos, entre ellos al presidente Win Myint y a la consejera de Estado Aung San Suu Kyi. Además, decretaron el estado de emergencia por un año.

Los militares, que gobernaron en Birmania durante décadas, justifican el golpe por las denuncias de fraude masivo en las elecciones generales de noviembre pasado, que dieron la victoria a la Liga Nacional para la Democracia (LND).

El comandante en jefe del Ejército, general Min Aung Hlaing, anunció que, después de cumplidas las tareas del estado de emergencia, entre ellas la investigación de las presuntas irregularidades en las urnas, habrá nuevas elecciones y el poder será traspasado al partido ganador.

La asonada generó una oleada de protestas en Birmania, con miles de personas saliendo a la calle y realizando acciones de desobediencia civil para reivindicar la restauración del gobierno civil y la liberación de los presos políticos.