Superan medio millar los detenidos tras el golpe militar en Birmania

MOSCÚ (Sputnik) — Más de medio millar de personas fueron detenidas a raíz del golpe militar en Birmania, según la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP).

"Hasta el 18 de febrero, un total de 521 personas han sido detenidas, imputadas o condenadas en relación con el golpe militar del 1 de febrero […] Un total de 477 siguen detenidas o tienen cargos pendientes", publicó esta ONG que se basa en Mae Sot (Tailandia) y en Rangún (Birmania).

Una joven birmana herida durante las protestas contra el golpe militar en Birmania falleció esta mañana, confirmó su hermano a Reuters.

Mya Thwate Thwate Khaing, quien acababa de cumplir 20 años, es la primera víctima mortal de la represión de las protestas en Birmania.

Participó en una protesta en la capital birmana, Naipidó, y fue hospitalizada el 9 de febrero, en estado crítico, tras ser alcanzada por lo que los médicos identificaron luego como "una munición real".

Su hermano, Ye Htut Aung, confirmó a Reuters, que falleció este 19 de febrero. "Me siento realmente triste y no tengo nada que decir", añadió.

"Constatamos su fallecimiento a las 11:00", reveló a AFP un médico que pidió el anonimato.

El 1 de febrero, pocas horas antes de la constitución del nuevo Parlamento en Birmania, los militares dieron un golpe de Estado, detuvieron a numerosos líderes políticos, entre ellos el presidente Win Myint y la consejera de Estado Aung San Suu Kyi, y decretaron estado de emergencia por un año.

Los militares, que habían gobernado Birmania durante décadas, justifican el golpe por las denuncias de fraude masivo en las elecciones generales de noviembre pasado, que dieron la victoria a la Liga Nacional para la Democracia (LND).

El comandante en jefe del ejército, general Min Aung Hlaing, anunció que, después de cumplidas las tareas del estado de emergencia, entre ellas la investigación de las presuntas irregularidades en las urnas, habrá nuevas elecciones y el poder será traspasado al partido ganador.

La asonada generó un amplio repudio internacional y una oleada de protestas en Birmania, con miles de personas saliendo a la calle y protagonizando acciones de desobediencia civil para reivindicar la restauración del gobierno civil y la liberación de los presos políticos.