Londres acelera la vacunación ante el riesgo de las mutaciones del coronavirus

LONDRES (Sputnik) — El programa de vacunación contra COVID-19 avanza a buen ritmo en el Reino Unido, pero el virus sigue activo en la comunidad y el efecto todavía incierto de sus mutaciones impide relajar las restricciones del confinamiento.

La cola se extendía a lo largo de la manzana en una calle apartada del norte de Londres, entre los recomendados dos metros de separación corporal. En su mayoría mayores de 70 años que acudieron a inyectarse la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus. Se apercibía expectativa y nerviosismo ante la cercanía del antídoto contra una enfermedad que se ha cobrado cerca de 2,25 millones de vidas en todo el mundo.

Sobreexceso de muertes

En Reino Unido se han registrado 109.000 decesos confirmados con un diagnóstico previo y el análisis de las estadísticas arroja una cifra similar de fallecimientos "en exceso" desde marzo de 2020, es decir, por encima del promedio de los cinco años anteriores. El primer ministro Boris Johnson, que ha sido duramente criticado por su gestión de la pandemia, saborea ahora el triunfo de estar entre las primeras naciones con un plan efectivo de vacunación.

"Esperábamos y confiábamos en que llegara el día cuando los reflectores científicos atraparían a nuestro invisible enemigo y nos darían el poder de prevenir que el enemigo nos provoque la enfermedad. Los científicos lo han logrado", exclamó el mandatario conservador, en su acostumbrado florido lenguaje, cuando el regulador británico aprobó la vacuna de Pfizer/BioNTech a principios de diciembre.

Vacunación acelerada

Johnson se enorgullece desde entonces de avanzar varios pasos por delante de sus exsocios en la Unión Europea en la provisión de vacunas y la evolución del plan de inoculación. Más de 10 millones de residentes en el Reino Unido han recibido la primera dosis del antiviral, equivalente al 14,9% de la población. La UE sigue rezagada, con el 2,3% de vacunados en el conjunto de los 27 Estados miembros. Mientras, Israel se mantiene en cabeza, con el 37% de los habitantes inoculados.

Shirley, inglesa de 72 años, sale aprensiva del centro de vacunación londinense. Había acordado con su médico de cabecera que le inyectarían el vial de Pfizer, pero ha recibido el de la farmacéutica anglo-sueca AstraZeneca. Le preocupan las dudas que están aflorando en torno a esta vacuna desarrollada en la Universidad Oxford, pero los últimos resultados de los ensayos clínicos le ayudarán quizá a mitigar sus temores.

Beneficio doble

En un informe preliminar, publicado el 2 de febrero, los investigadores desvelan una eficacia del 76% hasta 90 días después de recibir una única dosis del vial de AstraZeneca. Esta conclusión avala la estrategia británica de espaciar la segunda dosis a fin de inocular lo antes posible a la población más vulnerable de sufrir síntomas agudos y morir con COVID-19.

"Estos datos nuevos respaldan la recomendación del Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización [JCVI, en sus siglas en ingles] de [guardar] un intervalo de 12 semanas y reasegura a la gente que está protegida a los 22 días de recibir una dosis", declaró el profesor Andrew Pollard, que dirige las pruebas de la vacuna de Oxford.

En otro paso crucial, el estudio concluye que este antídoto reduce en un 65% la transmisión del virus. Si el dato se confirma oficialmente, sería el primer ensayo que demuestra que la vacuna no solo protege contra la enfermedad y previene hospitalizaciones por COVID-19, sino también contribuye a cortar la cadena de contagio.

Mutaciones peligrosas

"Son muy buenas noticias", exclamó en televisión el ministro de Salud, Matt Hancock. El responsable de Sanidad reiteró que las vacunas son la salida de la pandemia, aunque es "demasiado pronto" para relajar las restricciones. La derecha conservadora presiona al Gobierno para que levante el confinamiento nacional, reabra las escuelas y reactive la congelada economía.

Los datos sobre la propagación del virus invitan a la cautela. La variante 'inglesa', que se detectó en el condado sureño de Kent en el otoño, ha adoptado una mutación genética, denominada E484K, que también se observó en la cepa 'sudafricana'. Pruebas de laboratorio han diagnosticado 43 casos con dicha mutación en dos ciudades de Inglaterra, según resultados presentados esta semana. Se corre el riesgo de que las siete vacunas aprobadas en la actualidad sean menos eficientes y combativas contra esta y próximas mutaciones del SARS-CoV-2.