Reina de Escocia y decapitada por su tía, la reina Isabel I: casi un 'Game of Thrones' real

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María Estuardo se convirtió en reina de Escocia a los seis días de vida en 1542. Años más tarde, reinaría también en Francia. Gobernó entre hombres codiciosos, conjuras de corte, conflictos políticos y religiosos. Pudo haber sido reina de Inglaterra, pero en el trono estaba su tía Isabel I, quien la condenaría a muerte.
Isabel I de Inglaterra y María I de Escocia vivieron en una intensa época de profundos enfrentamientos políticos y religiosos en la Gran Bretaña y Europa del siglo XVI. Sus vidas estuvieron fuertemente ligadas, eran parientes y rivales, a menudo retratadas como opuestos exactos. Isabel era protestante, tenía el rostro repleto de cicatrices de la viruela y nunca se casó. María era católica, se señalaba su belleza imponente y tenía fama de adúltera.
Para la historiadora británica Janet Dickinson, especialista en historia política y cultural de Europa, la relación entre Isabel y María es mucho más compleja y matizada que la habitual oposición de caracteres extremos, según consigna la revista Smithsonian. Dickinson explica que la dinámica entre ellas estuvo marcada por las circunstancias históricas, mientras que la caracterización de ambas monarcas está atravesada por rumores y chismes.
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Ciertamente, las monarcas estaban unidas por un lazo de sangre, ya que Isabel era tía segunda de María. Ambas descendían del rey Enrique VII de Inglaterra, que gobernó entre 1485 y 1509, y fue el fundador de la dinastía Tudor, casa real que ocupó el trono de Inglaterra desde 1485 hasta 1603 y convirtió al país en una potencia durante el Renacimiento. El sucesor de Enrique VII fue su hijo Enrique VIII, padre de Isabel y hermano de Margarita Tudor, abuela de María.
Por las reglas de parentesco y línea sucesoria, María incluso podría haber heredado la corona de Inglaterra tras la muerte de Isabel. Pero eso nunca sucedió. María murió ejecutada el 8 de febrero de 1587, tras ser hallada culpable de alta traición y confabularse para matar a Isabel, quien la había mantenido prisionera en Inglaterra desde 1568. Pero ¿María era realmente culpable?

¿Quién fue María I de Escocia?

María Estuardo nació el 8 de diciembre 1542. Era hija del rey Jacobo V de Escocia —nieto del rey de Inglaterra Enrique VII— y de la francesa María de Guisa, perteneciente a una familia noble de mucha influencia política en su país natal. Seis días más tarde, Jacobo murió y la pequeña se convirtió en la reina María I de Escocia.
El destino de María pudo haber sido muy distinto. En 1543, cuando Escocia era gobernada por regentes, se firmó el tratado de Greenwich entre representantes ingleses y escoceses, siguiendo el propósito del rey Enrique VIII, padre de Isabel, de unir ambos reinos. Para ello, se acordó la paz y se propuso que María se comprometiera con el príncipe Eduardo VI, hijo y heredero de Enrique VIII, con quien María se casaría al cumplir 10 años. El pacto fue firmado, pero el Parlamento escocés lo rechazó posteriormente.
María vivió en Escocia hasta los cinco años, junto con su madre, María de Guisa. En ese lapso, el rey de Inglaterra intentó secuestrar en vano a María para que se casara con su hijo. Aún después de morir Enrique VIII, los ingleses continuaron su ofensiva y sitiaron algunas ciudades escocesas. Estas acciones militares de asedio y destrucción fueron referidas de forma irónica como el cortejo brutal.
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Finalmente, María de Guisa solicitó ayuda al rey de Francia Enrique II, quien le propuso que la pequeña María Estuardo se casara con el su hijo Fernando II, el delfín o príncipe heredero del trono de Francia. María de Guisa aceptó la propuesta.
María vivió en Francia durante 13 años. Fue educada junto a su futuro esposo, con quien se casaría el 24 de abril de 1558. El 17 de noviembre de ese mismo año, moría la reina María I de Inglaterra, nacida como María Tudor. Quien la sucedió fue su media hermana, Isabel Tudor, quien fue coronada como Isabel I de Inglaterra.
En ese momento, Inglaterra y Europa atravesaban una crisis religiosa, con la división del cristianismo entre católicos y protestantes. Isabel, protestante, era resistida por los católicos, quienes además argumentaban que ella no tenía derecho a reinar porque el matrimonio entre su padre, el rey Enrique VIII, y su madre, Ana Bolena, había sido anulado, y, por consiguiente, Isabel era hija ilegítima, sin derecho a la corona.
Al acceder Isabel al trono, señala Antonia Fraser, escritora británica, autora de Mary, Queen of Scots, María Estuardo pasaba a ser la siguiente en la línea de sucesión al trono de Inglaterra. Esta situación fue aprovechada por Enrique II de Francia para reclamar el trono inglés en nombre de su nuera. No obstante, el Parlamento inglés reconoció a Isabel como monarca legítima.
Al morir Enrique II, Fernando II fue proclamado rey, el 10 de julio de 1559, con lo cual María, además de reina de Escocia, pasó a ser reina consorte de Francia. En 1560, Inglaterra y Francia firmaron el tratado de Edimburgo, mediante el cual los franceses e ingleses retiraron sus tropas de Escocia, y Francia dejaba de reclamar el trono inglés para María y reconocía así a Isabel I como legítima reina de Inglaterra. En diciembre de ese mismo año, luego de padecer una otitis, Fernando II murió. Entonces, María decidió volver a su tierra natal.

Un Game of Thrones escocés

En 1561, María regresó a Escocia, donde el protestantismo se había convertido en la religión oficial del país. No obstante su catolicismo, María gobernó sin problemas durante esos primeros meses. Tampoco había ratificado el tratado de Edimburgo como se lo pidió Isabel. Mientras María consideraba que tenía derechos al trono inglés, Isabel se negaba a considerarla su heredera. Al hacerlo, según reporta Smithsonian, habría dado motivos a los católicos ingleses para dar un golpe para que María ascendiera al trono de Inglaterra.
Sin embargo, los verdaderos problemas para María comenzaron cuando se casó en 1565 con su primo Enrique Estuardo, conocido como lord Darnley, afirma Antonia Fraser. Para Isabel este casamiento era un problema sobre todo porque Darnley, además de ser inglés y católico, era también un Tudor, descendiente de Enrique VII, con lo cual podría alimentar aún más el interés de las facciones católicas contrarias a Isabel.
Asimismo, con el paso de los meses, Darnley se mostraría como una persona difícil para el trato. Era "débil, vicioso, incluso ambicioso", según Fraser, lo cual fue aprovechado por los enemigos de María. En efecto, en 1566 lord Darnley mató al secretario de María, David Riccio, quien además era señalado como amante de la reina. María estaba entonces embarazada de Jacobo, que nacería en junio de 1566 y se convertiría años más tarde en el rey Jacobo VI de Escocia, y Jacobo I, rey de Inglaterra.
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Por ese entonces, María escribió una carta a Isabel, donde le contaba lo acontecido con Riccio y Darnley. Según refiere el organismo gubernamental británico Archivos Nacionales del Reino Unido —TNA por sus siglas en inglés—, la epístola registra el tono afectuoso de María hacia Isabel. En la web de TNA se asegura que Isabel contestó en términos no menos cariñosos, aunque "ella nunca confió en María y debe haber obtenido cierta satisfacción de escuchar sobre el colapso del reinado de su rival".
A pesar del nacimiento de su hijo, la relación entre María y su esposo no mejoró. El matrimonio no duró mucho más: el 10 de febrero de 1567, Darnley fue asesinado. Estaba en su casa de Kirk o' Field, cerca de Edimburgo, recuperándose de una enfermedad, cuando se produjo una explosión que destruyó el lugar. Pero no murió a causa de la explosión, sino que fue asfixiado. Su cuerpo semidesnudo fue hallado fuera del edificio.
Las principales sospechas sobre quién asesinó a Enrique Estuardo, conocido como lord Darnley, recayeron en James Hepburn, conde de Bothwell, un noble muy allegado a María. Se creía que eran amantes, incluso desde antes del asesinato de Darnley. Sin embargo, Antonia Fraser afirma que no hay pruebas de este amorío. Para la autora inglesa, los autores del crimen fueron los nobles que tanto odiaban a Darnley.
En ese entonces persistió la sospecha de que Bothwell era el culpable de la muerte de Darnley, y que María estaba al tanto de su responsabilidad. El noble fue llevado a juicio y absuelto posteriormente. En mayo, tres meses después del asesinato, Mary se casó con Bothwell, luego de que este la secuestrara y la violara, explica Fraser.
El matrimonio de María con Bothwell terminaría pronto. Los nobles escoceses católicos y protestantes no vieron la unión con buenos ojos. El 15 de junio, la pareja fue detenida por un ejército comandado por los nobles unidos contra su matrimonio, sin que las tropas reales opusieran resistencia. María fue hecha prisionera y fue obligada a abdicar en favor de su hijo, Jacobo. A Bothwell le permitieron huir y fue acogido en Dinamarca por el rey Federico II, que le dio refugio. No obstante, unos años después fue encarcelado, se volvió loco y murió en 1578.

¿Qué pasó con la reina de Escocia en Inglaterra?

En 1568, María escapó de su prisión con la ayuda de sus partidarios. Formó un ejército y combatió contra quienes la forzaron a abdicar, pero fue derrotada. Por último decidió abandonar Escocia y dirigirse hacia Inglaterra, donde esperaba recibir el amparo de Isabel. Le envió una carta en la que le contaba sobre su penosa situación y sus esperanzas:
"He perdido una batalla, en la que la mayoría de los que preservaron su leal integridad cayeron ante mis ojos. Ahora soy expulsada de mi reino, y estoy en tantos aprietos que, junto con Dios, no tengo más esperanza que en tu bondad. Por lo tanto, te suplico, mi más querida hermana, que pueda ser llevada ante tu presencia para informarte de todos mis asuntos".
A pesar de las esperanzas de María, cuando llegó a Inglaterra, fue detenida y encarcelada por orden de Isabel, bajo el pretexto de investigar el asesinato de Darnley. De esta manera continuó su calvario, que la tendría casi 19 años como prisionera de Isabel, y que solo culminaría con María en el patíbulo.
La investigación sobre Darnley se desarrolló durante los meses siguientes. En ella se presentaron como pruebas una serie de cartas que María escribió a Bothwell, de las cuales una de ellas parecía incriminarla como cómplice del asesinato. Quien lideraba la investigación era el medio hermano de María, Jacobo Estuardo, conde de Moray, quien se rebeló contra la reina escocesa cuando esta decidió casarse con Darnley. La autenticidad de las cartas fue discutida, y el juicio no resolvió la culpabilidad de María. Aun así, la reina depuesta permaneció como prisionera, y Moray volvió a Escocia como regente.
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Durante los siguientes años, María vivió mayoritariamente bajo el control del conde Shrewsbury y su esposa, en el castillo Tutbury, en Staffordshire, al centro-oeste de Inglaterra. Este período tampoco fue fácil para Isabel, quien tuvo que lidiar con una rebelión de nobles católicos del norte de Inglaterra que querían quitarla del trono, así como conspiraciones regicidas y con una bula papal que la excomulgó. Con este panorama, aún prisionera, María seguía siendo una amenaza para Isabel, ya que los católicos la considerarían como la sucesora legítima de la corona inglesa.
Hacia 1586, María se vio envuelta en una nueva conspiración católica que buscaba asesinar a Isabel y darle el trono a María. Una carta dirigida al principal conspirador, Anthony Babington, en la que se discutía los términos de su liberación, llegó al poder de Walsingham, secretario y jefe de espías de Isabel.
Con las cartas como pruebas María fue llevada a juicio. Fue hallada culpable de alta traición y condenada a muerte. Al conocer su castigo, María le escribió a Isabel para expresar sus últimos deseos:
"Y como sé que tu corazón, más que el de cualquier otro, debería ser tocado por el honor o el deshonor de su propia sangre, y de una reina, la hija de un rey, te pido, señora, por el bien de Jesús, que después de que mis enemigos hayan saciado su negra sed de mi sangre inocente, permitas que mis pobres y desconsolados sirvientes saquen mi cadáver, para que sea enterrado en tierra sagrada, con mis antepasados en Francia, especialmente la difunta reina mi madre, ya que en Escocia los restos de los reyes, mis predecesores, han sido ultrajados y las iglesias demolidas y profanadas".
El 8 de febrero de 1587, María murió decapitada a la edad de 44 años. El verdugo necesitó de tres golpes de hacha para cercenar la cabeza. Isabel se negó a que llevaran el cuerpo a Francia, como se lo pidió María. Sus restos fueron trasladados a la catedral de Peterborough, y años más tarde a la abadía de Westminster, en Londres, por orden de su hijo, el rey Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia, quien nunca volvió a ver a su madre con vida desde que María abandonó su país natal.
Aunque se comunicaron con frecuencia a través de cartas, Isabel y María jamás se encontraron cara a cara. Isabel, conocida como la Reina Virgen hasta el fin de sus días, jamás se casó, a pesar de las propuestas matrimoniales y el interés del Parlamento inglés en que las aceptara. Murió el 24 de marzo de 1603 sin haber tenido descendencia directa que heredara la corona, con lo cual su muerte puso fin a la dinastía de los Tudor.
La vida de María e Isabel ha sido llevada al cine y la TV en múltiples oportunidades. Mary Queen of Scots (2018) es el último film que adaptó la histórica relación entre Isabel y María, interpretadas por Margot Robbie y Saoirse Ronan respectivamente.
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