La huelga más grande de la historia: ¿qué fue lo que hizo protestar a 250 millones de indios?

Desde hace cinco meses los agricultores indios en diferentes partes del planeta protestan contra tres leyes que, desde su punto de vista, pueden acabar dañando gravemente sus intereses y ganancias. Al temer que los gigantes corporativos conquisten el mercado, los indios participaron en la mayor huelga de la historia.

El 26 de noviembre de 2020 la India vivió un evento sin precedentes en la historia del planeta. Alrededor de 250 millones de los ciudadanos del país asiático tomaron parte en la huelga nacional para expresar su apoyo a los sindicatos de agricultores indios que hacen frente a una crisis vinculada con la discusión de nuevas leyes que los afectan directamente.

El 30 de noviembre de 2020 entre 200.000 y 300.000 granjeros se dirigieron a la capital india, Nueva Delhi, para expresar su profunda indignación en la ciudad que alberga las sedes de organismos públicos responsables de la aprobación de los tres proyectos de ley.

La gravedad de la crisis que viene afectando a los agricultores indios desde hace décadas se traduce en un enorme número de suicidios. Entre 1995 y 2015, 296.438 granjeros se quitaron la vida, según varios informes. Pero las razones de la crisis actual tienen que ver con los tres proyectos de ley.

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¿Qué está detrás de las protestas?

A finales de septiembre de 2020 el Gobierno presidido por el primer ministro Narendra Modi pasó de manera bastante apresurada dichos proyectos al Parlamento indio. Este hecho suscitó el inicio de las protesta en los estados indios que se verían gravemente afectados por las legislaciones en cuestión.

Se trata del estado de Punyab y el estado de Haryana, ubicados en el norte de la India, en la proximidad inmediata con Nueva Delhi. Estos dos estados producen cerca de la mitad de los excedentes de trigo y arroz.

El problema radica en que el Gobierno quiere dejar de comprar el excedente de la cosecha de los granjeros a través de las juntas de comercialización como lo hace actualmente. El Estado adquiere el producto a un precio seguro y suministra estos excedentes a precios subvencionados a una parte significativa de la población. El Gobierno ahora quiere que el proceso se realice de acuerdo con las reglas de mercado abierto.

Teniendo en cuenta la proximidad de Punyab a Nueva Delhi no fue de extrañar que los granjeros, indignados con los planes gubernamentales, se dirigieron a la capital de la nación donde instalaron asentamientos provisionales. Allí viven desde finales de 2020 y no planean dar marcha atrás hasta que la situación se solucione a su favor.

Las protestas en la India duran ya más de cinco meses y han tenido apoyo en diferentes partes del globo. Miles de personas salieron a las calles en varios países para expresar su respaldo a los agricultores indios. Quienes participaron en las manifestaciones explican que los granjeros sijes —la mayoría en el estado de Punyab— valoran su trabajo y sus tierras, y tienen un nexo muy fuerte con ellas.

Entretanto, el Gobierno indio está tratando de resolver el problema, de ahí que ya se celebraron varias rondas de negociaciones entre los funcionarios gubernamentales y los manifestantes agricultores.

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El problema agrario, al detalle

Los tres proyectos de leyes prevén hacer posible que los comerciantes privados sean capaces de adquirir cultivos directamente de los granjeros y de esta manera evitar las juntas de comercialización del Gobierno que actualmente garantizan los precios justos. Los sindicatos de agricultores creen que esto puede resultar en la eventual destrucción del instituto de juntas de comercialización que hoy en día compra los excedentes de la cosecha.

 Para ser más precisos, los granjeros indios temen que la aprobación de las tres leyes tenga como consecuencia el reemplazo de los pequeños comerciantes privados por los gigantes comerciales. Esto, según ellos, le privará de la posibilidad de negociar de manera efectiva precios en condiciones de igualdad. Y los agricultores indios tienen sus razones para tener estos miedos ya que existe un precedente triste.

En el este de la India se ubica el estado de Bihar. Allí desde hace 15 años ya están en vigor leyes parecidas a las que pueden afectar los habitantes de Punyab y Haryana. La consecuencia triste de aquella legislación en Bihar fue la eliminación de la infraestructura comercial estatal que ocasionó la reducción drástica de centros de venta. De ahí proviene la diferencia en los precios de la venta de cosecha en estos estados.

Por ejemplo, en 2020 en Bihar 100 kilogramos de arroz en el mercado abierto costaron 10 dólares menos que en Punyab. Los precios más altos en Punyab se debieron al hecho de que el Gobierno los asigna por mandato. Este sistema de apoyo gubernamental a los granjeros resultó ser una herramienta muy efectiva para el Estado ya que ayudó encarar el problema de la malnutrición a causa de la falta de alimentos.

India sufrió ese problema durante décadas y al fin y al cabo lo resolvió aumentando considerablemente la producción de cereales. Se cultivaron gracias al uso de diferentes fertilizantes y métodos de agricultura mecanizada. Esto ayudó a prevenir hambrunas y mejoró en general la situación con la disponibilidad de alimentos para la población india que para 1970 había superado 500 millones. Hoy la población de ese país asiático es de unos 1.350 millones de habitantes.

Punyab y Haryana rápidamente ascendieron como los principales estados agrarios y el sistema gubernamental, que hoy, desde el punto de vista de los granjeros, se ve amenazado, fue un buen incentivo para el desarrollo del sector agrario y para el mejor bienestar de los habitantes de estos estados.

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El Gobierno, listo para negociar

Los granjeros en Punyab y Haryana hacen frente a una crisis que solo puede solucionar el Gobierno. Las autoridades indias sí tienen sus razones para promover las leyes ya que quieren que el proceso de la venta de la cosecha se realice de acuerdo con las reglas de mercado abierto. Al mismo tiempo, las autoridades vieron la respuesta de la población por lo cual se sentaron en la mesa de negociaciones con los granjeros.

Así se puede ver que el Gobierno entiende las preocupaciones de los manifestantes. Al mismo tiempo, en la etapa inicial sí hubo errores: las autoridades trataron de dispersar a los manifestantes con el uso de la Policía. Pero la lucha de los agricultores no es contra el Gobierno, sino contra el posible trato injusto por parte de las grandes corporaciones.

Los líderes de los agricultores indios ya participaron en una serie de consultas con el Gobierno celebradas en Nueva Delhi y esperan resolver la disputa en cuanto a los tres proyectos de leyes. El 15 de enero es el día cuando se celebra la novena ronda de negociaciones. Si bien las últimas consultas no han traído resultados sólidos, la esperanza de encontrar puntos en común todavía persiste.

El ministro de Agricultura de la India, Narendra Singh Tomar, declaró que el Gobierno hablará con los granjeros de mente abierta. Entretanto, los agricultores siguen en las calles de Nueva Delhi y prometen quedarse allí hasta que el Gobierno retire de una vez por todas las "leyes negras", así se refieren a estos proyectos controvertidos.

 Sin embargo, sería incorrecto aseverar que las consultas entre las autoridades y los líderes de los manifestantes han sido en vano porque a finales de diciembre de 2020 las partes llegaron a un consenso en cuanto a los subsidios a la electricidad que se usa para regar granjas. Otra concesión por parte del Gobierno ha sido la decisión de no castigar a los granjeros que queman residuos de cultivos, algo que contamina el aire.

La Corte Suprema de la India falló el 12 de enero a favor de que se suspenda la implementación de las nuevas leyes agrarias y ordenó, también, la creación de un comité independiente compuesto de cuatro miembros expertos para negociar con los granjeros. Sin embargo, los líderes de los sindicatos agrarios anunciaron que no comparecerán ante dicho comité ya que sus miembros se han mostrado a favor de los proyectos de leyes.

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Por ahora no queda claro qué desenlace va a tener esta crisis. El mundo permanece pendiente de los eventos en Nueva Delhi. La única esperanza es que no se derrame más sangre. Las tensiones de las últimas semanas han sido demasiado altas y se saldaron con decenas de muertes, entre ellas, suicidios. El Gobierno indio en las semanas venideras tendrá que encontrar una solución que complazca a todas las partes interesadas.