Así es la impactante historia de una culturista china sin pierna

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Nada más cumplir siete años la china Gui Yuna perdió la pierna derecha en un accidente. Sin embargo, su discapacidad no le impidió ganar un premio en culturismo y representar a China en los Juegos Paralímpicos del 2004. Ahora, es un ejemplo a seguir para muchas personas discapacitadas que demuestra que uno nunca debe tirar la toalla.
Si bien Yuna, de 35 años, es novata en culturismo, ya ha conseguido ganar en una competición que la Federación Internacional de Halterofilia celebró en Pekín en octubre de 2020. Esta fue su primera experiencia en este tipo de deporte. 
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"Es posible que haya ganado el primer lugar no por mi profesionalidad o mis músculos, sino por mi confianza y valentía para estar en el escenario y mostrarme a todo el mundo", explicó Gui, citada por medios locales.

Cómo llegó a dedicarse al deporte 

Gui es originaria de la ciudad china de Nanning. Fue criada por su madre porque su padre murió antes de su nacimiento. Tras el aparatoso accidente que sufrió en su infancia, todas las circunstancias para tener una vida normal parecían haber estado en su contra. Sin embargo, era perseverante y el atletismo se ajustaba bien a esta propiedad de su carácter. 

Por ello, en 2001 Gui decidió practicar el deporte. En 2004 representó a China en los Juegos Paralímpicos celebrados en Atenas (Grecia), en los que terminó siendo séptima en la categoría del salto de longitud. También practicó el salto de altura y se dedicó al tiro con arco. En 2008 participó en el relevo de la antorcha de los Juegos Olímpicos de Verano de Pekín y los Paralímpicos.

Una vida nada fácil y muchos años de discriminación 

Ahora, la atleta casi no recuerda el fatídico día del accidente, cuando fue atropellada por un camión mientras volvía de la escuela. Pero sí se acuerda de la discriminación que vivió en el colegio y en la juventud. 
Es imposible escuchar su historia sin tener ganas de llorar, escriben los medios locales. En su escuela los niños pateaban su muleta y su silla, cuando ella quería sentarse. 
"Me llamaban minusválida o 'gato de tres patas'. La mayoría de las veces era un lenguaje abusivo como ese y a veces había abuso físico. La primera vez que me hicieron caer lloré, pero luego me acostumbré y pensé: puedes hacerme 'bullying' cuanto quieras, pero estaré bien porque tengo un corazón valiente", comentó Gui sin poder contener lágrimas, aunque esto fue hace casi tres décadas.
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Tras haberse retirado de la competición en 2017, Gui sufrió una discriminación aún mayor, pero esta vez en el mercado laboral. Distintos empleadores rechazaron su candidatura porque supuestamente no se ajustaba a la "imagen" de sus empresas.
Y si bien muchos internautas la elogiaron después de su debut en el culturismo, hubo personas que le aconsejaron quedarse en casa.
Hoy en día la falta de una extremidad para ella es tan normal que ya no piensa en ello. La muleta de Gui siempre está cerca. Además, tiene pocos problemas para hablar sobre la vida cotidiana.
"Mucha gente piensa que el destino no fue amable conmigo, pero yo no lo creo. Estoy agradecida por tener estas dificultades. ¿Por qué digo eso? Porque gracias a esto crecí, [esto] me fortaleció el corazón y me hizo tal y como soy ahora", concluyó.
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