¿Victoria de la ciencia rusa contra la maquinaria propagandística de Occidente?

Alianza para combatir al coronavirus. Es la que concretaron el Centro Gamaleya, el Fondo Ruso de Inversión Directa y la farmacéutica R-Pharm por parte de Rusia, con la farmacéutica multinacional anglo-sueca AstraZeneca. Una colaboración importante para la humanidad, de acuerdo al columnista de Sputnik, Luis Rivas.

Cuando la ciencia se impone a las fake news

Por activa y por activa. Sí, en este caso no es por activa y por pasiva, sino por activa y por activa, Occidente ha hecho hasta lo indecible para desacreditar a la ciencia rusa en el combate al COVID-19. Y la batería de 'armas' de las que se valió fueron muchas: desde las autoridades gubernamentales, hasta los medios de comunicación, pasando por los esbirros de ocasión.

"Hasta este momento, toda la investigación rusa sobre las vacunas para luchar contra el COVID-19, ha sido denostada, ridiculizada y atacada en Occidente por muchos medios, por muchos políticos", advierte el columnista de Sputnik y exdirector de Euronews, Luis Rivas.

Y es que la carrera desesperada en la que se encaramó Occidente contra Rusia desde el comienzo de las investigaciones científicas para desarrollar una vacuna contra este flagelo que azota al mundo, con un claro enfoque empresarial, contrastó con el enfoque ruso cuyo principio es el bien de la humanidad.

Los ejemplos fueron más que claros: presentaciones semanales escalonadas por parte de las principales farmacéuticas occidentales para promover sus logros, al punto del descaro mercantilista. Basta recordar que el pasado mes de noviembre, el CEO de Pfizer, Albert Bourla, vendió por 5,6 millones de dólares el 62% de sus acciones en la compañía el mismo día en que Pfizer había difundido sus resultados preliminares de su vacuna lo que hizo que se disparara en bolsa. Toda una radiografía.

Mientras, desde Rusia se insistía en el rigor de los desarrollos de sus vacunas anticoronavirus y daba explicaciones claras de los métodos y procedimientos empleados, e invitaba a que todo se hiciera por el bien de la humanidad, dejando de lado cuestiones geopolíticas.

"Hay que tener en cuenta que la lucha contra el COVID-19 y todas las vacunas que se están poniendo en marcha, no es solamente una cuestión comercial, sino también una cuestión política y geopolítica", advierte Rivas.

Primero, la humanidad

Hasta que llegamos a fines de diciembre, y se llega a este memorándum de cooperación histórico saludado por el propio presidente de Rusia, Vladímir Putin. "Expreso mi esperanza de que su cooperación sea exitosa. Y les deseo buena suerte", dijo.

"Al final, lo que se impone no es una cuestión comercial, no es una cuestión política, es una cuestión de luchar conjuntamente contra una epidemia como ésta. Esto rompe muchos esquemas y va a hacer cambiar muchas mentalidades, y simplemente se trata de una colaboración normal, algo que debería ser normal sin ninguna crítica de ningún tipo", observa Rivas.

Anteriormente, el Fondo Ruso de Investigaciones Fundamentales junto con el Centro Gamaleya propusieron a AstraZeneca "utilizar uno de los dos componentes de la vacuna rusa Sputnik V [...] para aumentar la posible eficacia de la vacuna", una combinación que "no sólo aumentaría la posible eficacia inmunológica, sino también garantizaría una protección más duradera", según Alexandr Guintsburg, director del Centro Gamaleya.

Un guante que recogió la farmacéutica anglo-sueca. "Los esfuerzos para combinar varias vacunas son importantes, porque permitirán garantizar la flexibilidad del programa de vacunación. […] Estamos dispuestos a utilizar las capacidades clínicas de Rusia, es una cooperación excelente. Será la única colaboración en el mundo entre dos productores de vacunas, y espero que eso nos permita garantizar una mejor protección", manifestó al respecto Pascal Soriot, director ejecutivo de AstraZeneca.

Este acuerdo "en primer lugar, significa el inicio de una colaboración que es importante para la humanidad", sentencia Luis Rivas.