Un rebelión de restaurantes de San Petersburgo contra restricciones anticoronavirus

MOSCÚ (Sputnik) — Ante el anuncio de las autoridades de cerrar todos los bares y restaurantes durante las celebraciones de la Navidad y Año Nuevo, restauradores de San Petersburgo publicaron el denominado 'Mapa de resistencia', con los restaurantes que prevén desafiar las medidas del ayuntamiento y continuar trabajando.

Se trata de una reacción al decreto 121 de la administración de la segunda ciudad más importante de Rusia, según el cual del 25 al 29 de diciembre y del 4 al 10 de enero "todas las empresas de alimentación pública no pueden recibir a clientes en las horas de la tarde y de la noche, en concreto entre las 19.00 y las 06.00", mientras que entre el 30 de diciembre y el 3 de enero el funcionamiento de esos establecimientos "se suspende por completo".

Un centenar de restaurantes, cafeterías y bares de cachimbas "continuarán trabajando para los clientes en el horario habitual", según el sitio web anticovidmap.com donde está publicado el 'Mapa de resistencia'.

"Si van a cumplir con el decreto, no sobrevivirán y todos cerrarán", subraya.

'El mal mayor' de San Petersburgo

Los organizadores del proyecto acusan a las autoridades de "asfixiar a los restaurantes, bares, museos, exhibiciones, teatros y cines", pues "no proporcionaron ninguna medida de apoyo".

Los restauradores apuntan que mientras ellos han invertido "unas cantidades enormes de fondos para garantizar el cumplimiento de las normas sanitarias", el ayuntamiento "no instaló purificadores de aire ni dispensadores de desinfectante en el metro", que sigue abierto, y "el número de los trenes en el metro no aumentó, sino se redujo".

"Continúan abiertas las ferias y festivales del Año Nuevo, las plataformas para eventos, se celebran eventos deportivos masivos. Imagínense qué es lo que va a pasar en los supermercados y los centros comerciales en vísperas del año nuevo. Pero para las autoridades el mal mayor son los restaurantes", apuntan.

De acuerdo con los cálculos del proyecto, a causa de las restricciones propuestas por las autoridades "fallecerán" 5.000 establecimientos, 100.000 personas se quedarán sin trabajo y "el presupuesto de la ciudad perderá miles de millones".

"Esos establecimientos pueden sobrevivir si la gente continúa visitándolos, comer y beber", concluyen los restauradores.

¿Muerte económica o física?

Pero parece poco probable que el ayuntamiento renuncie a sus planes. Tan solo ayer, el 7 de diciembre el gobernador de la ciudad, Alexandr Beglov, constató que es muy grave la situación del coronavirus en San Petersburgo, la segunda ciudad rusa más afectada por el COVID-19 después de Moscú.

"Antes del Año Nuevo tenemos donde hospitalizar a los pacientes con el COVID-19 graves. Pero luego llegaremos a la línea roja, detrás de la cual está suspensión de la asistencia médica básica en los hospitales y transformación de todos los establecimientos sanitarios en centros de enfermedades infecciosas", dijo.

De acuerdo con las estadísticas oficiales, en total en San Petersburgo se detectaron 155.628 casos de contagio, incluidos 61.712 activos. A finales de noviembre la curva de contagios diarios alcanzó unos 3.700, tras lo cual se ha aplanado y se mantiene en este nivel.

Parece evidente que la ciudad todavía está lejos de estar lista para que se alivien las restricciones, pero tampoco se puede dejar sin respuesta las preocupaciones de los restauradores.

Según subrayó el defensor ruso de los derechos del empresariado de Rusia, Borís Titov, las autoridades de San Petersburgo y los restauradores deben llegar a un consenso.

© Sputnik / Aleksey Danichev

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"El Gobierno de San Petersburgo, por supuesto, puede acelerar la muerte del negocio de restaurantes con sus medidas de control administrativo. Pero también puede llegar a un compromiso, preservar los puestos de trabajo y la fuente de sus medios de sustento", dijo a la prensa.

A su vez, el defensor de los derechos de los empresarios en San Petersburgo, Alexandr Abrósimov, comentó a Sputnik que la decisión de los restauradores de hacer caso omiso al decreto de las autoridades es "su propio riesgo".

"Yo recomendaría al empresariado que resuelve los problemas dentro de los marcos de la ley. En concreto, ahora se celebra un foro de pymes, y en las mesas redondas se puede plantear una propuesta de aliviar las restricciones y discutirla con representantes de las autoridades", afirmó.

El diputado de la asamblea municipal de San Petersburgo Alexéi Tsiviliov, por su parte, criticó la iniciativa de los restaurantes.

"Estoy categóricamente en contra de ella. Si no están de acuerdo con las reglas, que soliciten indemnizaciones por vía jurídica", llamó.

El legislador Tsiviliov agregó que las restricciones anunciadas son necesarias para poder controlar la situación en la ciudad. Su colega, diputado Vitali Milónov, también dijo que no puede apoyar la iniciativa de los restauradores, pero "puedo comprenderla".

"Creo que hay que llegar a un consenso, hay que salvar a nuestros restaurantes, cafeterías y bares y no mediante restricciones", señaló.

De momento, el ayuntamiento no ha respondido a los empresarios. Tal vez esto es el mayor problema: la falta de un diálogo entre las autoridades de la ciudad y el empresariado.