"No creo que se haya resuelto sin la participación de EEUU. La posición de los tres copresidentes del grupo de Minsk de la OSCE —Rusia, Estados Unidos y Francia— en el último mes, antes de la conclusión del pacto (...), se expuso repetidamente a nivel de líderes, ministros y representantes especiales", dijo Lavrov en una entrevista con el canal de televisión RT.
Según el jefe de la diplomacia rusa, esa postura consistía "en el cese inmediato de los combates y en la creación de un mecanismo para supervisar el alto el fuego", y la misma "tuvo un impacto político y psicológico en la situación".
Lavrov subrayó que el acuerdo, que fue logrado además "gracias a los esfuerzos titánicos del presidente ruso, Vladímir Putin", actualmente "funciona".
El titular lamentó que París y Washington se sientan inconformes ante el modo en que fue alcanzado el convenio de Nagorno Karabaj.
"En mis contactos de los últimos días con los colegas estadounidenses y franceses, así como en los intercambios entre el presidente Macron y el presidente Putin sobre el tema de Nagorno Karabaj, se observa claramente ese amor propio herido", reveló el canciller ruso.
Lavrov señaló que ya sostuvo dos conversaciones en los últimos días con su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian, en las que intentó explicarle que Moscú estaba preocupada ante todo porque no muriera más gente y el número de refugiados y desplazados dejara de crecer hasta decenas de miles.
Lavrov considera "incorrecto y poco ético" desde el punto de vista de la "simple moral humana" que EEUU y Francia expresen actualmente sus pretensiones.
"Desafortunadamente, la política a menudo está dominada por el deseo de 'brillar', mostrar alguna iniciativa rápida, por llevarse el gordo de la lotería política interna, fortalecer su posición en algunas estructuras multilaterales como la Unión Europea, reafirmar su liderazgo", resumió el ministro ruso, agregando que se trata de un triste resultado.
Tratado de Seguridad Colectiva
El ministro ruso constató que Moscú no violó sus compromisos ante la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC) al lograr un acuerdo sobre la resolución en Nagorno Karabaj.
Agregó que Moscú trabajará para implementar la política exterior definida por el presidente Vladímir Putin y que goza de un amplio apoyo de ciudadanos, según varias encuestas, incluida una de RT.
El 9 de noviembre pasado el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, y los presidentes de Azerbaiyán y Rusia, Ilham Aliyev y Vladímir Putin, emitieron una declaración conjunta sobre el cese de hostilidades en Nagorno Karabaj a partir del 10 de noviembre.
En el marco del acuerdo, Rusia ya procedió al envío de fuerzas de paz —1.960 militares, 90 transportes blindados y 380 medios técnicos que se desplegarán en la línea de separación entre las partes beligerantes y a lo largo del llamado corredor de Lachín, que conecta Nagorno Karabaj con Armenia.
Según la declaración, las fuerzas de paz rusas en Nagorno Karabaj se emplazarán por cinco años, con posibilidad de prórrogas automáticas por períodos similares, a menos que alguna de las partes firmantes notifique la intención de rescindir dicha cláusula con seis meses de antelación.
Pashinián reconoció que le costó mucho aceptar el nuevo acuerdo del cese del fuego, pues supone la pérdida de una parte considerable en Nagorno Karabaj, incluida la localidad de Shusha, centro estratégico en la república autoproclamada, por el cual pasa una carretera que conecta la región con Armenia.
Aliyev a su vez calificó la firma de este documento como una capitulación de Armenia y dijo que —concluida la etapa militar— se puede empezar a debatir las cuestiones políticas.