"Los ensayos actuales confirman directamente la falsedad de las promesas estadounidenses de que el sistema global de defensa antimisiles de EEUU no está dirigida contra Rusia; esto es una prueba directa, un ejemplo concreto de cómo Washington manipuló la opinión pública, mintió a los socios internacionales y justificó sus acciones en la arena internacional con pretextos absolutamente falsos", dijo Zajárova.
Según aclaró la portavoz, durante muchos años, Washington ha asegurado que la interceptación de los misiles balísticos intercontinentales rusos por parte de los sistemas estadounidenses Standard es técnicamente imposible y que necesita un sistema global de defensa antimisiles, solo para contrarrestar algunas amenazas regionales limitadas.
"Esta es una nueva prueba de la peligrosa y desestabilizadora política de Washington sobre la defensa antimisiles, su obvia orientación antirrusa", constató.
Asimismo, la portavoz destacó que en medio de las cuestiones de seguridad pendientes, Moscú y Washington deberían buscar una oportunidad para un diálogo constructivo sobre la seguridad integral.
"Volvemos a instar a EEUU a trabajar juntos para encontrar soluciones a los problemas de seguridad acumulados, incluidos los relacionados con la evolución del sistema global de defensa antimisiles estadounidense", concluyó.
Misión en Afganistán
Asimismo, María Zajárova declaró que Rusia considera que EEUU debe tomar conciencia de las consecuencias de sus acciones en Afganistán, ante todo, de la muerte de civiles a causa de ataques aéreos fallidos.
"Washington debe analizar y comprender todas las consecuencias de su campaña militar de veinte años en Afganistán, tomando en cuenta, en primer lugar, la muerte de civiles como resultado de ataques erróneos de EEUU y la OTAN, así como de las acciones no autorizadas de sus tropas", dijo Zajárova durante una rueda de prensa.
La diplomática llamó además al país norteamericano a valorar el daño social y económico causado al pueblo afgano como resultado de la prolongada contienda.
A fines de febrero pasado, los representantes de EEUU y de los talibanes firmaron en Doha (Catar) un acuerdo histórico que prevé el recorte del contingente militar estadounidense en Afganistán y la posterior retirada total de las fuerzas de EEUU y de la OTAN, siempre y cuando cese la violencia.
Desde entonces, las tropas estadounidenses se retiraron de cinco bases militares en Afganistán.
El presidente norteamericano Donald Trump aseguró a principios de agosto que EEUU se propone reducir sus efectivos en Afganistán a 8.000, y luego a 4.000, aunque no concretizó las fechas.