"Si no hubiera sido por este modelo de prevención, protección y gestión de riesgos esto hubiera sido una catástrofe humana", dijo Murillo en una comparecencia especial ante los medios gubernamentales.
La vicemandataria se refería de esa forma a la fuerza del meteoro que azotó la Región Autónoma del Caribe Norte desde la noche del 16 de noviembre con vientos de 260 kilómetros por hora, algo inédito en los registros meteorológicos del país centroamericano.
A dos niños arrastrados por la corriente de un río en el departamento de Carazo, región del Pacífico, se sumaron cuatro adultos que perecieron durante la tarde del propio día en los norteños departamentos de Jinotega y Nueva Segovia, dos de ellos sepultados por un deslave.
Comoquiera que algunas de las pérdidas humanas estuvieron precedidas por negligencia de las víctimas, Murillo llamó a la población a cumplir las instrucciones de las autoridades ante la actual emergencia.
Advirtió que debido a las intensas lluvias y la saturación de los suelos los peligros de deslaves tienden a aumentar.
A las 18:00 horas del 17 de noviembre(24:00 GMT) el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales indicó que Iota había abandonado el espacio nacional y degradado a tormenta tropical, avanzaba 30 kilómetros dentro de la demarcación de Honduras.