"Por supuesto que estamos pendientes de lo que sucede en Bielorrusia, un país aliado y un pueblo hermano para nosotros. Claro que quisiéramos ver a nuestra Bielorrusia en paz, estable y próspera, y confiamos en que lo será. Y, también, libre de influencia externa", respondió Peskov cuando le preguntaron si al Kremlin le preocupa la extensión del conflicto civil en Bielorrusia.
A la pregunta de si a Rusia le incomoda la brutalidad con que se reprimen las protestas callejeras en Bielorrusia, Peskov replicó: "Desde luego, y el propio presidente [bielorruso Alexandr] Lukashenko ha dicho que esa brutalidad, cuando no la provocan los manifestantes con ciertas acciones, es mal vista e inadmisible".
"Pero tampoco podemos abstraer las provocaciones en relación con los agentes del orden, también se dan estos casos", matizó acto seguido.
En Bielorrusia continúan las protestas desde las elecciones presidenciales del pasado 9 de agosto, que otorgaron el sexto mandato a Alexandr Lukashenko, en el poder desde 1994. Según el recuento oficial, Lukashenko obtuvo el 80,1% de los votos, seguido de la opositora Svetlana Tijanóvskaya, con el 10,12%.
La oposición bielorrusa denunció numerosas irregularidades electorales y exige una repetición de los comicios, opción que Lukashenko descartó.
En cambio Rusia, China, varias naciones del espacio postsoviético, Cuba, Venezuela, Nicaragua y Turquía, entre otros, dieron por válidos los resultados de la votación.
Según la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), hay pruebas contundentes de que las elecciones del 9 de agosto en Bielorrusia fueron falsificadas, y de que las fuerzas de seguridad locales cometieron violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos en respuesta a protestas y manifestaciones pacíficas.
En su informe del 5 noviembre, la OSCE recomendó a las autoridades bielorrusas invalidar estos comicios y organizar otros, auténticos, en consonancia con los estándares internacionales y con la asistencia de representantes de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos y otros observadores.