"No se esperan cambios revolucionarios (...) respecto a Rusia", dijo Lavrov en una entrevista con medios rusos y extranjeros.
El ministro señaló que los resultados preliminares de los comicios en EEUU "muestran que el país está profundamente dividido".
"En los últimos cuatro años, desde los últimos meses de la presidencia de [Barack] Obama, tanta rusofobia fue sembrada en la sociedad estadounidense que ahora ya se ha convertido en parte de la cultura política", indicó.
Asimismo, el canciller ruso agregó que Estados Unidos debería preocuparse menos de los problemas que tienen otros países, como Rusia.
"Me gustaría mucho que los estadounidenses por lo menos no se preocupen de nuestros problemas, que ellos mismos señalan, y es preferible que se preocupen menos de los problemas de esta índole en otros países", dijo.
Al comentar las últimas elecciones estadounidenses, Lavrov reiteró que Rusia "respeta el derecho del pueblo estadounidense a decidir su propio destino", y al mismo tiempo cuestionó la eficacia del sistema electoral de Estados Unidos.
"Tal vez ellos tengan el sistema electoral más arcaico de todos los países más o menos importantes. Cada país tiene sus propias tradiciones, y si los estadounidenses están dispuestos a vivir con esta tradición, que distorsiona considerablemente la manifestación de la voluntad del pueblo, tienen derecho a ello", afirmó.
"En cuanto a las felicitaciones, me sorprende por qué se le presta tanta atención a esto. Las felicitaciones se suelen enviar después del anuncio oficial de los resultados de las elecciones, lo que aún no ha sucedido en Estados Unidos", dijo Lavrov.
El ministro afirmó que todas las felicitaciones que se han expresado hasta ahora "se basan en las estimaciones de la CNN, la ABC, las redes sociales, los principales medios estadounidenses".
"Si alguien tiene la tradición de enviar las felicitaciones estatales con semejantes motivos, no podemos hacer nada al respecto. Nuestro enfoque es un poco diferente. Tenemos que esperar el anuncio oficial", añadió el canciller.
Lavrov indicó que Rusia y China no son los únicos que aún no han enviado sus felicitaciones, también está México, por lo que las "teorías de la conspiración" no valen.
Las elecciones presidenciales se llevaron a cabo en EEUU el 3 de noviembre.
Si bien el escrutinio oficial de los comicios presidenciales no ha concluido, los principales medios dan por irreversible la victoria del candidato demócrata, Joe Biden, que habría superado la cuota de los 270 votos electorales.
El actual mandatario, Donald Trump, se resiste a conceder la victoria a su rival, sostiene que le han "robado las elecciones" mediante un fraude masivo y está impugnando los resultados en los tribunales.
Prorroga del Tratado START III
Además, el canciller ruso indicó que la propuesta de Rusia de prorrogar con EEUU el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START) no es una muestra de debilidad de Moscú, como está tratando de insinuar Washington.
El jefe de la diplomacia rusa denunció que la Casa Blanca comenzó a presentar condiciones imposibles.
Según Lavrov, en las circunstancias actuales de recuento de votos y de demandas judiciales resulta difícil "esperar alguna propuesta clara que sea realista y que no esté impregnada de una coyuntura momentánea".
"Esperaremos a que la situación allí se calme", subrayó el canciller.
Inspectores de EEUU en las plantas de municiones nucleares
Lavrov también indicó que los inspectores estadounidenses no estarán más en las fábricas rusas de municiones nucleares, la práctica de la década del 90 no se repetirá.
"EEUU dice últimamente que no basta con congelar mediante un compromiso político las municiones nucleares, sino que es necesario contarlas, ver de qué categoría son y si están todas, así como establecer control sobre las plantas donde se hacen. Ya teníamos a los inspectores estadounidenses a las puertas de nuestras empresas militares, eso sucedía en la década del 90, y jamás se repetirá", señaló.
También refirió que EEUU dijo que, además de admitir a sus inspectores en las plantas nucleares, Rusia debe destruir un par de sus armas nuevas: el Poseidon y el Burevéstnik, refirió.
El 20 de octubre, la Cancillería rusa declaró que Moscú, al proponer la prórroga del tratado START III, está dispuesto a asumir junto con Washington el compromiso político de congelar, también por un año, el número de las ojivas nucleares que acumulan los dos países, con la condición de que EEUU no plantee ningunas exigencias adicionales.
Suscrito en 2010, el START III entró en vigor el 5 de febrero de 2011 por un periodo de diez años, prorrogable por cinco años, pero si no se renueva, expirará en febrero próximo.
Mediante este tratado, EEUU y Rusia se comprometieron a reducir sus arsenales hasta 700 misiles desplegados, 1.550 ojivas nucleares y 800 instalaciones de lanzamiento, desplegadas y en reserva, para el 5 de febrero de 2018.
El START III es hoy día el único tratado de limitación de armas vigente entre Rusia y EEUU, pero expira el 5 de febrero de 2021. Si no lo prorrogan, en el mundo no quedarán convenios que limiten los arsenales de las principales potencias nucleares.
Tratado de Cielos Abiertos
Además, Lavrov informó que Rusia pedirá a otros países del Tratado de Cielos Abiertos garantizarle jurídicamente que no entregarán a EEUU datos obtenidos durante los vuelos de vigilancia sobre el territorio ruso.
"Rusia pedirá a los demás países participantes que le garanticen jurídicamente por escrito que no compartirán [con Estados Unidos] datos recogidos durante los vuelos sobre Rusia", dijo.
Lavrov relató que EEUU presiona a los países del Tratado de Cielos Abiertos para que le entreguen datos sobre Rusia a pesar de que el tratado prohíbe compartir datos con los países ajenos al acuerdo.
"Estados Unidos está retirándose del tratado y presiona fuertemente a los países participantes para que le vayan entregando esos datos. ¿Acaso es honesto? Claro que no", dijo Lavrov.
El ministro indicó que Rusia insistirá, además, en que le permitan volar sobre las bases de EEUU en Europa después de que Washington abandone el Tratado de Cielos Abiertos.
El Tratado de Cielos Abiertos, suscrito en 1992 en Helsinki, permite a los observadores militares realizar vuelos de vigilancia aérea para obtener imágenes de movimientos de tropas y buques en un vasto territorio desde la ciudad canadiense de Vancouver hasta el puerto de Vladivostok, en el Lejano Oriente ruso.
Ese documento, en vigor desde 2002, contaba hasta hace poco con 34 signatarios. El pasado 21 de mayo, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la salida de su país de este tratado con el argumento de supuestos incumplimientos por parte de Rusia, pretexto que suele usar Washington para justificar su salida de los acuerdos internacionales. Varios países han condenado la decisión de la Casa Blanca.