Un área de especial interés para los científicos ha sido la producción de anticuerpos, poderosas proteínas capaces de deshabilitar y matar a los patógenos invasores, como los virus. Los científicos prestan una especial atención a la identificación esporádica de los anticuerpos autorreactivos que, en lugar de combatir a los microbios causantes de enfermedades, apuntan a los tejidos de los individuos que padecen casos graves de COVID-19.
Una respuesta autoinmune al COVID
El inmunólogo del Centro de Lowance para Inmunología Humana de la Universidad de Emory, Matthew Woodruff, investigó la respuesta inmune responsable de producir anticuerpos en COVID-19. Bajo la dirección del Dr. Ignacio Sanz, su grupo estudió previamente las respuestas inmunes que contribuyen a la producción de autoanticuerpos en los trastornos autoinmunes como el lupus, así como en los casos graves de COVID-19.
Los investigadores lograron caracterizar la respuesta en los pacientes con COVID-19 como autoinmune, pero no pudieron confirmar la producción de autoanticuerpos ocultos dentro de sus respuestas antivirales.
Pero ahora, en un estudio recién publicado, los científicos describen que en los pacientes con casos más graves de COVID-19, la producción de autoanticuerpos es común. O sea, la infección grave está relacionada con la producción de autoanticuerpos.
En este estudio el grupo del Centro de Lowance para Inmunología Humana analizó los historiales médicos de 52 pacientes con casos graves de COVID-19. Ninguno de ellos tenía antecedentes de trastornos autoinmunes antes. Sin embargo, estos trastornos con anticuerpos fueron encontrados después de que se enfermaron.
Más de la mitad de los 52 pacientes presentaron autoanticuerpos. En los individuos con los niveles más altos de la proteína C-reactiva en la sangre, más de dos tercios mostraron evidencia de que su sistema inmunitario estaba produciendo anticuerpos que atacaban su propio tejido.
Las incógnitas persisten
Si bien es posible que estos autoanticuerpos sean benignos o incluso útiles de una manera aún no identificada, también es probable que no lo sean, apuntan los autores del estudio. Tal vez estas respuestas de anticuerpos autodirigidos contribuyan a la gravedad de la enfermedad, lo que ayuda a explicar el inicio retrasado de síntomas graves en algunos pacientes que pueden relacionarse con la producción de anticuerpos.
Es posible que estas respuestas no sean de corta duración, superando la infección y contribuyendo a los síntomas en curso que ahora experimenta un gran número de pacientes con COVID-19. Lo más preocupante es que estas respuestas podrían autoperpetuarse en algunos pacientes, lo que causaría la aparición de nuevos trastornos autoinmunes de carácter permanente. Matthew Woodruff y sus colegas esperan que este no sea el caso, sino que la aparición de autoanticuerpos en estos pacientes sea un capricho de una respuesta inmune viral.
Los científicos concluyen que después de examinar a los pacientes tras su recuperación del COVID-19, se puede establecer líneas de base y comenzar a investigar la posible aparición de nuevos casos de autoinmunidad después de padecer esta enfermedad. Actualmente para estos estudios hay todas las herramientas, afirman.