Dice Guillermo Altares en su libro Una lección olvidada que en sus paseos de juventud desde la casa familiar hasta la universidad nunca supo que caminaba por el epicentro de la Guerra Civil española en Madrid. "Sólo mucho tiempo después descubrí que una caseta de guardias al pie del Parque del Oeste conservaba todavía balazos, también presentes en edificios, estatuas y muros", escribe el periodista. Más adelante, añade que ni allí ni en otros espacios "se conserva indicación alguna". El precio que tuvo que pagar España por pasar página, advierte, fue la desmemoria.
Es una app interactiva, donde cada usuario puede incluir algún rincón nuevo. "El conflicto parece un tema del que se habla mucho, pero, en realidad, no tiene tantas referencias. Salvo en algunos puntos de España, como Valencia o Huesca, con centros de interpretación y alguna ruta dedicada, no se conoce mucho de la barbaridad que fue", analiza Rodríguez, nacido en Soria hace 34 años. La idea se la propuso Naranjo y tiraron para adelante. "Es un producto de la cuarentena. Me lo comentó como algo original y se ha desarrollado en estos cuatro meses", resume Rodríguez, que ya creó Guerra Civil en un tuit en 2017, una cuenta en la que iba narrando episodios cronológicos de la contienda en 280 caracteres.
"Pensamos en hacer algo interactivo", incide el historiador. La plataforma, de hecho, se construye con la aportación de la gente. Cada usuario puede mandar un vestigio que conozca y se añade al catálogo. "Nosotros solo lo moderamos, por confirmar y por darle el formato del programa", explica Rodríguez, calculando que han duplicado las 300 entradas que tenían cuando lo lanzaron, hace tres semanas y han obtenido unas 10.000 descargas. Además, la aplicación cuenta con una sección de noticias, donde se repasan las novedades o actos relacionados con la Guerra Civil, y un álbum fotográfico de los años en que duraron las batallas.
El campo de concentración del viejo Lazareto de Gando (Las Palmas) que albergó -entre otros- a los 150 presos coloniales y marinería del vapor Fernando Póo tras la caída de Bata, incluido en la app @VestigiosGCivil 🕵️ pic.twitter.com/Se1yF4GGyX
— Calle 19 de Septiembre (@CalleSeptiembre) October 14, 2020
Impactos de bala en una columna griega del centro de Madrid, alusiones a lances durante el conflicto en un punto determinado, refugios en el frente de Teruel, trincheras en la costa levantina… Con imágenes tomadas por ellos o cualquiera de los integrantes de la app, engrosan el contenido sobre este acontecimiento histórico. "La cantidad es ingente. El otro día vi un reportaje sobre un campo de concentración en Galicia. Y me mandan datos sobre barcos hundidos en el Mediterráneo o hasta en Guinea Ecuatorial, de cuando era una colonia española y los golpistas querían venir a la península", concede Rodríguez.
"Hay demasiadas zonas oscuras con respecto al patrimonio de la Guerra Civil. La gran mayoría está abandonado, vandalizado o tapiado. Es raro encontrar un sitio donde se hayan encargado de conservarlo", sostiene el historiador.
La plataforma no está cerrada. Puede usarse para más acontecimientos pretéritos y puede ampliarse. "De momento, lo hemos ceñido a este periodo, pero a lo mejor ampliamos a los años del franquismo, ya veremos", apostilla el responsable. "Sirve para cualquier etapa histórica. Puedes crear la misma app para el reinado de los Austrias o la II Guerra Mundial. No sé hasta dónde llegaremos, porque, sinceramente, no nos reporta nada de dinero", agregaba Naranjo en unas declaraciones de El País.
"Aquí no ha habido ningún interés en esto. En Francia, sobre todo por Normandía, hay indicaciones y tours. Y eso que no hay comparación con las guerras mundiales, porque aquí fue algo fratricida y duró 40 años más. No se trata de un hecho acotado", protesta, señalando cómo en los planes de estudios también tiende a lo residual. La Guerra Civil, la dictadura de Francisco Franco hasta 1975 y la Transición a la democracia son unas páginas del final del temario a las que a veces ni se llega.
Por eso, Rodríguez ve "preocupante" que las nuevas generaciones solo se guíen por "la algarabía de las redes sociales". "No tienen criterio para distinguir y no se les facilita", indica, "entiendo que a nivel político se decidiera empezar de cero, pero con la Ley de Amnistía (firmada en 1977) no se pueden hacer muchas cosas. Y, aunque haya una Ley de Memoria Histórica, todo es muy simbólico". Se ha comprobado, apunta, con la decisión de retirar las estatuas en Madrid de Largo Caballero o Indalecio Prieto: "No se puede equiparar a un político de aquel momento con el general de un ejército que asesinó a miles de personas y que destruía los sitios por donde pasaba".
"En Madrid, donde quedan muchísimos vestigios, podrían proponerse rutas como la de George Orwell en Alcubierre, Huesca", sugiere, refiriéndose al escritor inglés que se enroló en las Brigadas Internacionales y lo plasmó en Homenaje a Cataluña, de 1938. "Y los Ayuntamientos podrían restaurar los restos y colocar placas explicativas", sentencia, en concordancia con lo que anotaba Altares en su libro. Hasta entonces, nos quedará esta aplicación colaborativa y centenares de obras literarias que evocan la Guerra Civil. Como A sangre y fuego, de Chaves Nogales, donde se asegura que "en el casco de la ciudad, las bombas de los aviones hacen carne siempre".