"Tenemos que entender que nos hemos de proteger del virus, que tenemos que evitar movilidad innecesaria, actos masivos, espacios cerrados y reuniones con personas que no son de nuestro círculo de convivencia", rezaba la presidenta de Baleares, Francina Armengol. De esta manera anunciaba días atrás la limitación de las reuniones sociales a seis personas en Mallorca e Ibiza. Medidas impuestas para rebajar la curva de contagios en las dos islas más afectadas por la pandemia. Ella misma pedía a la ciudadanía "hacer un sacrificio" para enderezar la situación.
Un episodio que fue revelado por el presidente del PP balear, Biel Company, en el transcurso del debate de política general del Parlament. El líder de la oposición no llegó a mencionar el nombre de la presidenta, pero sí que la acusó en el pleno del hemiciclo de Baleares. "Lo que no puede pasar es que una conocidísima política estaba a las dos de la madrugada con su jefe de comunicación en un bar que debía estar cerrado y que la Policía local tuvo que cerrar después de las quejas de los vecinos", dijo Company.
Relato de los acontecimientos
Los hechos se remontan a la noche del miércoles 7 de octubre. Vecinos de los alrededores de iglesia de Sant Felip Neri, en el casco histórico de Palma, alertaron a la Policía Local del ruido procedente del Hat Bar, establecimiento que estaba incumpliendo la hora de cierre decretada por las autoridades autonómicas.
Al hablar con los agentes, el dueño del Hat Bar se escudó en la presencia de la presidenta del Govern balear para no cerrar antes. No se sabe si estas alegaciones quedaron registradas en el acta policial.
No obstante, el propietario también ha relatado lo que sucedió aquella noche. Según sus palabras al diario El Mundo, Armengol estaba en el local junto a "otras 3 o 4 personas". La presidenta se disponía a irse a la una de la madrugada, cuando uno de sus acompañantes "tuvo un bajón de tensión". El afectado se desmayó en la calle, siendo socorrido por sus compañeros, incluida Armengol. Ante tal situación, el dueño decidió dejar la persiana entreabierta para auxiliarles. Le pidieron agua y azúcar y él les permitió ir al baño. Cuando llegó la patrulla, la persona desmayada dijo encontrarse mejor, por lo que se fueron. Sin embargo, los agentes hicieron una visita al Hat Bar. "Me dijeron que tenía que cerrar, estuviese el rey o el Papa dentro. Me ha caído la china con esto", reconoce a El Mundo.
La presidenta de Baleares subraya la historia del propietario y dice que "no incumplió la normativa". Es más, sitúa en el bar también al conseller de Trabajo, Industria y Comercio, Iago Negueruela, y al director general de Comunicación, Álvaro Gil, por motivos de trabajo. Es más, Gil es quien se habría sentido indispuesto la madrugada del 7 de octubre.
Por su parte, Company ha exigido la dimisión de Armengol. Según él, "no debe seguir ni un minuto más en el cargo".
Que la presidenta balear sea cazada en un bar pasadas las dos de la madrugada, infringiendo restricciones #COVID19 dictadas por ella, es un hecho tan grave como irresponsable. La presidenta está inhabilitada para seguir pidiendo sacrificios a la población. Dimita sra. Armengol. pic.twitter.com/jZjxbTaapt
— Biel Company (@CompanyBiel) October 22, 2020