El mar es, para mucha gente, sinónimo de relajación, paz, armonía o disfrute. Sin embargo, hay una porción de la población mundial a la que acercarse a aguas abiertas le significa ansiedad, taquicardia, temblores y la necesidad de salir corriendo lo más lejos posible.
No se trata de fanáticos de la tierra firme sino simplemente de personas con talasofobia, como se conoce al miedo irracional al mar o al océano.
Como toda fobia, se trata de un miedo irracional, por lo que la persona sentirá rechazo al mar abierto incluso aunque se le asegure que no corre riesgo de ahogarse o salir lastimado. No tiene un origen determinado y los psicólogos suelen buscar detrás de su aparición algún tipo de experiencia traumática que pueda haberse proyectado en las aguas profundas.
A pesar de eso, especialistas en fobias como el hipnotista estadounidense Marc Carlin, apuntan que un incremento de las fobias al mar y específicamente a los tiburones puede relacionarse con la moda de las películas sobre tiburones asesinos que tuvo Hollywood en los años ochenta y noventa, según indicó al ser consultado por AtlasObscura.
Carlin también diferenció este tipo de fobias, que se adquieren de forma "instantánea", de los miedos que las personas desarrollan de forma racional a partir de sus experiencias. Al tiempo que superar un miedo puede tomar varias sesiones de terapia, una fobia puede superarse "en cinco o 10 minutos" si la terapia da en el blanco.
Una clave para poder intentar superar la fobia al mar puede ser, según propuso el especialista, que la persona pueda acceder a un "sentimiento de seguridad" cuando se enfrenta al estímulo que causa la fobia, en este caso el mar. Si la persona logra encontrar cuál es la causa de la fobia, podrá enfrentarla poco a poco con más y más confianza, hasta hacer desaparecer la fobia.