Los mosquitos tienen dos modos de alimentación. Con uno se alimentan de néctar y con el otro de sangre. Para este último, usan su lengua que es parecida a una jeringa con la que perforan la piel.
Según la investigación publicada en la revista científica Neuron, los mosquitos sienten el sabor dulce y salado de la sangre humana y su intensidad varía de acuerdo al organismo. Por eso es que algunas personas son más propensas a sufrir picaduras que otras.
Para el experimento, los investigadores tuvieron que modificar genéticamente a los mosquitos de tal forma que en lugar de sangre, los alimentaron con glucosa, cloruro de sodio, bicarbonato de sodio y trifosfato de adenosina o ATP.
"El ATP es un material misterioso especial que no sabe a nada para los humanos. Pero tiene que ser increíblemente emocionante y gratificante para el mosquito", dijo la investigadora Leslie Vosshall en un comunicado.
Mediante la modificación, los investigadores pudieron darles brillo fluorescente a los insectos. Esto permitía ver cuándo se activaba una célula nerviosa en particular y su reacción a través de la iluminación al momento de probar diferentes alimentos.
Los insectos que chupan sangre pueden transmitir enfermedades como la malaria, el dengue y la fiebre amarilla y son responsables de al menos 500.000 muertes al año. Solo las hembras se alimentan de sangre y la utilizan como sustento para el desarrollo de sus huevos.