"Los dirigentes político-militares azeríes al mando del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y presidente, Ilham Alíyev; del ministro de Defensa, general Zakir Gasánov, y de otros militares de alto rango, al violar burdamente numerosas normas del derecho internacional (...) atentaron contra la integridad territorial de la República de Armenia, al desatar una guerra de agresión", comunicó el Comité de Investigaciones e informó que abrió expedientes penales con motivo de tal proceder.
Según datos de este Comité, las FFAA de Azerbaiyán escogieron la población civil de diez centros poblados de Armenia como blanco para lanzar sistemáticos ataques, como resultado cuatro personas perdieron la vida y otras dos sufrieron heridas, también fue ocasionado un sustancial daño a los bienes privados y públicos.
Una nueva espiral de hostilidades, sin precedentes desde la guerra de 1992-1994, estalló en Nagorno Karabaj el pasado 27 de septiembre, con Armenia y Azerbaiyán lanzándose acusaciones mutuas de haberla provocado.
La autoproclamada república de Nagorno Karabaj denunció ataques de la artillería azerí contra varias localidades incluyendo la capital, Stepanakert.
Rusia, Estados Unidos y Francia instaron a poner fin de inmediato a las hostilidades en Karabaj y a reanudar el diálogo sin ningún tipo de precondiciones.
Invitados por el presidente de Rusia, los cancilleres de Armenia y Azerbaiyán llegaron el 9 de octubre a Moscú, donde sostuvieron negociaciones con su par ruso durante más de 10 horas.
Como resultado, Bakú y Ereván acordaron cesar el fuego desde el medio día del 10 de octubre, efectuar canjes de prisioneros y abatidos y coordinar los detalles del armisticio. Pero ya el 10 de octubre volvieron a dirigirse acusaciones de estar infringiendo el cese del fuego.