"Les damos la última oportunidad, retiren las tropas, vuelvan a las negociaciones y asuman sus compromisos", dijo Aliyev en su discurso a la nación.
Señaló que las fuerzas azerbaiyanas en Nagorno Karabaj "están forzando al ocupante, al agresor a la paz", y "ningún país puede influir en nuestra voluntad".
Asimismo, expresó su desacuerdo con la tesis de que el conflicto en cuestión no tiene una solución militar, argumentando esto por la inutilidad de las negociaciones que durante 30 años de discusiones "no nos han devuelto ni un centímetro de nuestras tierras" y anunció la toma del control de varias localidades en la región.
Al concluir, Aliyev declaró haber acabado con el status quo de Nagorno Karabaj, al igual que con la línea de contacto.
Además, destacó que la crisis en Nagorno Karabaj debe resolverse basándose en los principios de Rusia, Estados Unidos y Francia que instaron a poner fin de inmediato a las hostilidades en la región y a reanudar el diálogo sin condiciones previas.
"Somos partidarios de las negociaciones de paz (...) Creemos que los principios desarrollados por Estados Unidos, Rusia y Francia deben convertirse en la base para solucionar el conflicto", dijo Aliyev a la cadena CNN.
El 27 de septiembre volvieron a estallar los choques armados en Nagorno Karabaj, foco de conflicto entre Armenia y Azerbaiyán desde que ese territorio, de población mayoritariamente armenia, decidió separarse en 1988 de la entonces República Socialista Soviética de Azerbaiyán.
Ambos bandos, que se acusan de haber desatado esta espiral bélica sin precedentes desde la guerra de 1992-1994, ordenaron movilización de reservistas, impusieron la ley marcial y sostienen combates con el uso de blindados, artillería, aviación y sistemas de misiles a lo largo de la línea que separa a sus tropas.
Para impulsar una solución negociada del conflicto, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) instituyó en 1994 el llamado Grupo de Minsk, copresidido por EEUU, Rusia y Francia.
El grupo incluye además a Alemania, Bielorrusia, Finlandia, Italia, Suecia y Turquía, así como Armenia y Azerbaiyán, y la troika de la OSCE, los países que representan la presidencia de turno, la anterior y la siguiente.
Azerbaiyán insiste en recuperar su integridad territorial, mientras que Armenia defiende los intereses de la autoproclamada República de Nagorno Karabaj, que no es parte de las negociaciones.