El 4 de octubre Alexandr Chepurnov, antiguo jefe de un laboratorio del Centro Estatal de Biotecnología Vector —desarrollador de la vacuna rusa contra el coronavirus EpiVacCorona— dijo al portal Ura.ru que no se podrá lograr una inmunidad de grupo solo gracias a la infección natural de la mayor parte de la población y sin una campaña de vacunación.
"A lo mejor tiene razón, porque una forma leve de la enfermedad no permite adquirir una inmunidad duradera, mientras que la forma grave de la enfermedad provoca otros problemas", comentó Ginsburg.
El científico señaló que en numerosos casos de forma grave del COVID-19 se generaron unos anticuerpos contra interferones, proteínas producidas naturalmente para combatir infecciones.
"Algunos generan más anticuerpos contra interferones, mientras que otros los producen menos. Es posible que existan otros mecanismos que todavía no conocemos y que permiten al virus evitar la respuesta inmune", apuntó.
El científico ruso se mostró convencido de que controlar la pandemia del COVID-19 será posible solo después de llevar a cabo una vacunación generalizada.
"Hasta que todos seamos vacunados (...) siempre habrán repuntes y bajadas [de los casos de contagio] que dependerán de temporada, de concentración [de personas en un lugar], de flujos de transporte y otros factores", subrayó.
Preguntado, cuando concluirá la tercera fase de las pruebas de la vacuna Sputnik V, Ginsburg respondió que dentro de 180 días después de la vacunación del último de los 40.000 voluntarios.
Los primeros voluntarios recibieron la primera dosis de la vacuna Sputnik V el 9 de septiembre pasado.
En Rusia se han confirmado hasta la fecha más de 1,22 millones de infectados del coronavirus, incluidos más de 21.475 fallecidos y unos 982.300 recuperados.
Las regiones más afectadas del país son Moscú, que cuenta con más de 307.000 contagios del virus, la provincia de Moscú, con unos 74.900 casos de infección, y la ciudad de San Petersburgo con más de 44.700 infectados.