"El proceso se extenderá durante unos cuantos años, solo estamos en el principio", admitió Jennifer Robinson, letrada australiana ubicada en el Reino Unido.
Esta semana concluyeron las audiencias públicas del procedimiento en primera instancia, que incluyó 17 jornadas de testimonios orales de psiquiatras, académicos, juristas, funcionarios de prisiones y otros expertos en política, justicia y el sistema penitenciario estadounidenses.
La magistrada Vanessa Baraitser ha indicado que dictará sentencia el 4 de enero de 2021, después que reciba, por escrito, los alegatos finales de los respectivos abogados, en la segunda quincena de noviembre.
La defensa de Assange cree que el caso puede llegar hasta el Tribunal Supremo británico y pasar después al Tribunal Europeo en Derechos Humanos.
Pero la prolongación de la batalla legal no garantiza la excarcelación del periodista e informático australiano, quien está encerrado en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, en el sureste de Londres, desde abril de 2019.
El tribunal de Westminster, que lleva el caso de extradición, ha rechazado dejar en libertad provisional a Assange por recelo de que evada a la Justicia, como ocurrió en 2012, cuando se refugió en la Embajada de Ecuador, después de perder el recurso contra su entrega a Suecia por alegaciones de acoso sexual que finalmente se archivaron.
"Las perspectivas son muy reales de que permanecerá en la cárcel hasta el final del proceso (…) Le niegan la libertad cautelar debido a la historia del caso y a su condena previa por burlar su libertad condicional, aunque tenía una justificación para solicitar asilo", señaló Robinson.
La decisión que tome Baraitser determinará la posición que la defensa adoptará en la siguiente fase de recurso ante el Alto Tribunal de Inglaterra.
Esta corte de apelación frenó, en 2017, la entrega del informático Laurie Love, a quien EEUU reclamada por supuestos crímenes cibernéticos, en base a que padecía el síndrome de Asperger, entre otras afecciones, y corría riesgo de suicidarse si era extraditado.
John Shipton, padre del exdirector de WikiLeaks, y Kristinn Hrafnsson, responsable actual de la influyente publicación digital, se unieron también al encuentro audiovisual con la prensa extranjera.
"Es bueno verle a Julian respaldado por sus amigos, colegas y seres queridos. Su estado de ánimo fluctuó durante el juicio… algunos testimonios fueron insoportables", recordó el padre, quien asistió a diario al juzgado del Old Bailey y no cesa en su campaña por la libertad de su hijo.
Shipton se refirió específicamente a los informes médicos desvelados en las audiencias —"algo tan privado expuesto al mundo entero es incómodo"— y los testimonios sobre el "calvario penitenciario" que aguarda a Assange si es extraditado a EEUU.
Por su parte, Hrafnsson observó que "se juzga al periodismo" en este proceso contra su colega y expatrón de WikiLeaks.
El veredicto definitivo al final de los recursos indicará si la libertad de prensa tiene prioridad sobre la protección de secretos de Estado aunque estos encubran abusos de poder, como sugieren imágenes y documentos escritos que fueron difundidos por WikiLeaks y otros medios internacionales.