Los protagonistas
Para acompasar los tiempos que corren, las caras negociadoras se convocaron online: los presidentes de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y del Consejo Europeo, Charles Michel, en representación del bloque comunitario, se conectaron desde Bruselas; mientras, que el presidente de China, Xi Jinping, lo hizo desde Pekín. También participó del convite desde Berlín la canciller de Alemania, Angela Merkel.
Pero la cosa tendría su secuela: también se espera que luego de cumplirse cuatro años de su entrada en vigor, el ámbito de aplicación del acuerdo se ampliará e incluirá otras 175 indicaciones geográficas de ambas partes. A todo esto hubo un leve antecedente: ya en 2012 se había acordado la protección cuasi simbólica de diez indicaciones geográficas en ambos lados.
El economista Julio César Gambina admite que "la perspectiva del acuerdo tiene una proyección hacia el año 2025".
"Está claro que China es buscado por cualquier país del mundo para venderle: es un mercado inagotable y la economía China es la que en los últimos 30 años viene ‘salvando’ al sistema mundial. De no ser por China, las caídas de la economía mundial hubiesen sido muy superiores", advierte el experto.
Visión y misión
La política de calidad de la UE aspira a proteger nombres de productos específicos para promover sus características únicas relacionadas con su origen geográfico y el buen hacer tradicional en los más de 3.300 nombres registrados como indicaciones geográficas que tienen un valor de mercado de unos 75 mil millones de euros, lo que representa el 6,8 % de los alimentos y bebidas de la UE.
La política de calidad de la UE aspira a proteger nombres de productos específicos para promover sus características únicas relacionadas con su origen geográfico y el buen hacer tradicional en los más de 3.300 nombres registrados como indicaciones geográficas que tienen un valor de mercado de unos 75 mil millones de euros, lo que representa el 6,8 % de los alimentos y bebidas de la UE.
"Europa necesitaba este acuerdo y 'batía el parche' [agitaba el clima] político previo a la reunión con bravuconadas de que si no cambian la política de derechos humanos en Hong Kong, en el Tibet, en algunos territorios, no se iba a avanzar en relaciones económicas comerciales", apunta el economista.
"La diplomacia económica china es mucho más agresiva y tiene un nivel de planificación estatal muy superior al que puede tener la UE con tantas contradicciones nacionales que tiene, y a China le resulta mucho más fácil negociar con cada país europeo y con la UE a partir de la unidad de mando que supone el Gobierno chino, el Partido Comunista de China, la planificación económica. No hay un nivel de contradicciones entre las provincias chinas, sectores económicos chinos con la planificación estatal y política de China, cosa que sí acontece en Europa", concluye el economista Julio César Gambina.