Según el tabloide británico The Sun, a los funcionarios reales se les pidió brindar apoyo a la reina durante sus tradicionales vacaciones de fin de año en la casa de campo de la familia real en Sandringham.
Los criados supuestamente informaron que no están dispuestos a aislarse de sus seres queridos durante cuatro semanas, especialmente en el período de celebraciones familiares.
"La reina está furiosa", aseguró una fuente consultada por el tabloide.
De acuerdo con información obtenida por el medio, participan en el motín unos 20 empleados, incluidos los de limpieza, de lavandería y de mantenimiento.
"El personal dijo que ya basta. Eso es absolutamente sin precedentes. Todos quieren ser leales, pero sienten que se les exige demasiado al hacer aislarse de sus familias en Navidad", afirma una persona con información privilegiada, citado por el diario.
Las cuestiones logísticas se están discutiendo con el personal, pero de no resolverse la situación, la monarca podría verse obligada a celebrar la Navidad en el Castillo de Windsor por primera vez en 33 años.