Según los más viejos, los cubanos aprenden primero a lanzar y recoger una bola que a caminar; de ahí que la práctica de este deporte es parte de la vida cotidiana; sea en un estadio, un terreno vacío, o simplemente una calle cualquiera.
Una de las peores consecuencias de la pandemia del COVID-19 en la isla, fue la suspensión del inicio de la temporada número 60 de la Serie Nacional de Béisbol, prevista para el mes de abril, y que ahora, bajo estrictas medidas de control sanitario, ya se juega desde el pasado 12 de septiembre en los principales terrenos del país.
Sputnik conversó en exclusiva con Ernesto Reynoso, Comisionado Nacional de este deporte en Cuba, quien se mostró optimista con los resultados de la preparación, los reajustes del torneo y el hecho de que, a pesar de las medidas de confinamiento, pueda jugarse sin peligro de contagio para los participantes.
"Había una gran ansiedad porque iniciara la Serie Nacional de Béisbol, pero también se logró alcanzar un entendimiento a que debían cumplirse medidas estrictas de protección; incluso se modificó el calendario de los partidos, teniendo en cuenta las zonas más afectadas por la epidemia", comentó el funcionario.
El directivo explicó que entre los principales ajustes que se hicieron para poder dar inicio a la serie, estuvo el de extremar las medidas higiénico-epidemiológicas desde los entrenamientos, en un período que duró seis semanas, con especial atención a los atletas, entrenadores, personal de aseguramiento, los terrenos, gimnasios, y los hospedajes.
"Era un grupo numeroso de personas, donde estaban alrededor de 700 atletas, unos 200 técnicos y entrenadores y alrededor de 100 trabajadores de aseguramiento. Estamos hablando de unas 1.000 personas que trabajaron durante seis semanas en los entrenamientos, y no tuvimos que lamentar ningún caso positivo al COVID-19", enfatizó el comisionado.
Puertas cerradas
Una de las decisiones más difíciles que se tomó fue iniciar la competición a puertas cerradas, sin participación de público. Las graderías vacías, y la ausencia de las tradicionales "congas" musicales apoyando a sus equipos, hicieron dudar a muchos de que el campeonato tuviera éxito.
"Todos los que estamos involucrados en este evento, desde los atletas, técnicos y directivos, asumimos una gran responsabilidad con esa decisión, que aunque tuvo que iniciar a puerta cerrada, la prensa y los medios de comunicación hacen un gran esfuerzo para que el pueblo disfrute de su deporte nacional", puntualizó el dirigente deportivo.
La televisión y la radio, junto a las redes sociales, intentan suplir la falta del público, y a su vez, llevar a la fanaticada los resultados de los juegos en tiempo real.
"Hay que seguir trabajando en esa dirección; hasta el momento se han efectuado 40 partidos de 600 previstos en todo el campeonato, con la participación de 16 equipos en representación de todas las provincias del país y el municipio especial Isla de la Juventud, y donde cada equipo jugará al menos 75 juegos, 30 encuentros más que en series anteriores", expresó.
Perspectivas internacionales
Según Reynoso, todo el esfuerzo que se hace es para mejorar la calidad de los campeonatos, y a su vez elevar los resultados en la arena internacional.
"En la misma medida que mejoremos nuestra Serie Nacional, que incorporemos elementos de la ciencia, la técnica, la sabermetría (análisis objetivo y científico del béisbol basado en las estadísticas), la incorporación de nuevas máquinas de pitcheo y otros implementos que se están agregando a la preparación, permitirán que elevemos los resultados", añadió el funcionario.
Ligas profesionales
Respecto a la presencia de jugadores cubanos en ligas profesionales extranjeras, Reynoso piensa que es algo "prioritario" para el béisbol en Cuba.
"Esto, en primer lugar, favorece al desarrollo técnico de nuestros atletas; además, gracias a los ingresos financieros por su participación en estas ligas, sin afectar los salarios contratados con cada uno de ellos, nos permite adquirir equipos e implementos de punta".
En su opinión, el béisbol, como deporte nacional, y como uno de los principales espectáculos socio-culturales de la isla, mueve multitudes e influye positivamente en el estado de ánimo de la población, por lo que contribuirá a ayudar en la lucha que enfrenta el país por salir de esta etapa compleja de la pandemia del COVID-19.