"Es lamentable que el Gobierno de Sofía haya declarado personas non grata a los empleados de la representación comercial de Rusia en Bulgaria con acusaciones infundadas (...) Más tarde anunciaremos las medidas de respuesta", señaló la Cancillería rusa en un comunicado.
A su vez, el presidente de Bulgaria, Rumen Radev, declaró este 24 de septiembre que esperaba que el Gobierno tuviera pruebas creíbles para acusar a dos diplomáticos rusos de presunto espionaje.
"Espero que las agencias y la Fiscalía tengan las evidencias necesarias para minimizar las consecuencias diplomáticas que siempre hay en estos casos", indicó el mandatario en declaraciones recogidas por el diario web Actualno.
Por su parte, el primer ministro Boiko Borisov defendió a la Fiscalía y al servicio de inteligencia indicando que seguramente tenían "información suficiente" para imputar a los dos diplomáticos.
La Embajada rusa informó que Bulgaria había decidido expulsar a dos empleados de la oficina comercial por supuesta actividad incompatible con sus cargos, sin presentar pruebas que sustenten sus imputaciones.
El departamento de política exterior ruso califica el hecho como "un intento deliberado de dañar la cooperación constructiva entre los dos países".
Bulgaria construye en su territorio una extensión del gasoducto Turk Stream que une a Turquía y Rusia por el fondo del mar Negro. La tubería forma parte de la red de gasoductos para la exportación del gas ruso a Europa.
