La foto no es real y el ministro de Educación de Chile, Raúl Figueroa, aún vive.
Este es sólo uno de los cientos de memes que llenan las redes sociales sobre el secretario de Estado, apodado como el "ministro porfiado", ya que es una de las pocas autoridades que aboga por el regreso de las clases presenciales en los colegios en medio de la pandemia del coronavirus.
Desde entonces, los colegios, la comunidad académica, los apoderados, el estudiantado, los gremios de la educación e incluso el ministerio de Salud han adaptado sus protocolos y estrategias para crear un sistema de educación online que hasta la fecha ha tenido buena aceptación, a pesar de lo difícil de su implementación.
Pese a estos esfuerzos, el ministro lleva meses en campaña hablando de las desventajas de la teleeducación, utilizando cada espacio que tiene en televisión o cualquier entrevista en medios para hacer un llamado a abrir los colegios y volver a clases.
"El ministro habla de un retorno seguro, voluntario y gradual, pero en Chile no existen las condiciones sanitarias para esto. Figueroa nos tiene acostumbrados a insistir en esa tozudez, pero forzar una medida como esta no es seguro para los niños", afirmó en conferencia de prensa el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar.
Esta organización y varias otras relacionadas al tema, como la agrupación de funcionarios de la Junta Nacional de Jardines Infantiles o el mismo Colegio Médico, han manifestado su rechazo a la postura de Figueroa.
Se está quedando solo
El argumento principal de Figueroa para no claudicar es que la suspensión de las clases presenciales genera efectos negativos tanto en el aprendizaje académico como en el desarrollos socioemocional de los alumnos.
No obstante, la ciudadanía no está de acuerdo. La encuestadora Cadem reveló la semana pasada que el 56% de los padres chilenos tiene una evaluación buena o muy buena de las clases telemáticas.
Frente a la pared con la que se encontró, el ministro decidió esgrimir uno de sus argumentos más criticados hasta el momento. "Si en el plebiscito constitucional del 25 de octubre se podrán usar los colegios como centro de votación ¿por qué no se pueden abrir también para volver a clases?", emplazó con seguridad, durante una conferencia de prensa.
El extraño enlace que el ministro hizo entre la pandemia, los colegios y el proceso constituyente que iniciará Chile este año, no encontró asidero ni siquiera entre sus pares. "Los colegios son suficientemente grandes y siempre se han utilizado para las votaciones. Esos temas no están relacionados", rebatió asombrado el ministro de Salud, Enrique Paris, durante otra conferencia.
"No son sus hijos"
Daniela Acuña es una joven madre santiaguina de una pequeña niña de cinco años, y está segura que no enviará a su retoño de regreso a las aulas mientras perdure la amenaza del virus.
En conversación con Sputnik, aseguró que el razonamiento del ministro responde a que no conoce la realidad de la educación en Chile, en particular, de los sectores más pobres del país. "Hay colegios donde los niños están prácticamente hacinados en la sala de clases", afirmó.
"En vez de seguir insistiendo en enviar a quienes no son sus hijos a exponerse, el ministro debiera preocuparse de que todos cuenten con las herramientas necesarias para afrontar la educación telemática desde sus casas durante la pandemia", agregó.
Muñoz explicó a Sputnik que en los colegios del país no están las condiciones para enfrentar una pandemia ni para garantizar medidas sanitarias como por ejemplo, el distanciamiento social. "Nosotros decidimos como colegio que no volveremos a clases aunque el ministerio diga lo contrario, una opción que podemos tomar al ser un establecimiento privado", señaló.
Además, Muñoz criticó la contumacia de Figuera, asegurando que la máxima autoridad de educación en el país no la representa como académica.
"Él está en un cargo que no debería ocupar. No cuenta con las herramientas para hacerse cargo del ministerio de Educación. No está velando ni por los profesores, ni por los estudiantes, ni por los apoderados. En verdad, no está escuchando a nadie y opera sólo por los intereses del Gobierno y no por la salud de las personas", afirmó.
"El ministro debería ser alguien relacionado a la docencia. Y alguien menos porfiado", cerró.
Figueroa es abogado de profesión y tiene un máster en derecho de empresas. Actualmente es el ministro peor evaluado del gabinete de Sebastián Piñera, con un 72% de desaprobación ciudadana, según la encuesta Plaza Pública.