"Por nuestra parte enfatizamos la inadmisibilidad de la injerencia en los asuntos internos de Bielorrusia en particular con la implicación de la plataforma de la ONU", dijo en una entrevista con Sputnik.
Además el diplomático denunció que Occidente se aprovecha de la crisis en Bielorrusia para promover sus intereses políticos pisoteando los principios fundamentales de la Carta de la ONU.
El 18 de septiembre el Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó una resolución sobre Bielorrusia que en particular llama al presidente del país, Alexandr Lukashenko, a dialogar con la oposición.
Minsk rechazó la resolución del organismo y denunció que sienta un precedente peligroso.
En Bielorrusia continúan las protestas por el escrutinio de las elecciones presidenciales del pasado 9 de agosto, que otorgaron el sexto mandato a Alexandr Lukashenko, en el poder desde 1994.
Según el recuento oficial, Lukashenko obtuvo el 80,1% de los votos, seguido de la opositora Svetlana Tijanóvskaya, con el 10,12%.
La oposición bielorrusa denunció numerosas irregularidades electorales y exigió una repetición de los comicios, opción que Lukashenko descartó.
Según el Ministerio del Interior, las movilizaciones se saldaron con tres muertos, centenares de heridos, entre ellos más de 170 agentes, y más de 6.700 detenciones.
Las escenas de violencia callejera cesaron en los días siguientes, pero las protestas continuaron, al tiempo que las autoridades detenían o expulsaban del país a las figuras más visibles de la oposición.
La UE está elaborando una lista de sanciones contra los responsables por el presunto fraude electoral y la violencia en Bielorrusia, que según fuentes, incluye unos 40 nombres.