"Cualquier acuerdo firmado con Lukashenko, que carece de legitimidad, será revisado por un nuevo gobierno", apuntó Tijanóvskaya en la red social Telegram.
La exaspirante a la presidencia, que se exilió en Lituania poco después de las elecciones, hizo esta advertencia poco antes de iniciarse un cara a cara entre el mandatario ruso, Vladímir Putin, y su homólogo bielorruso en Sochi.
Según el recuento oficial, Lukashenko obtuvo el 80,1% de los votos, seguido de Tijanóvskaya, con el 10,12% de los apoyos.
La oposición bielorrusa denunció numerosas irregularidades electorales y exigió una repetición de los comicios, opción que Lukashenko descartó.
En los primeros días las fuerzas del orden reprimieron las protestas con gas lacrimógeno, balas de goma, cañones de agua y granadas aturdidoras. Según el Ministerio del Interior, las movilizaciones se saldaron con tres muertos, centenares de heridos, entre ellos más de 170 agentes, y más de 6.700 detenciones.
La violencia callejera cesó en los días siguientes, pero las protestas continuaron, al tiempo que las autoridades detenían o expulsaban de Bielorrusia a las figuras más visibles de la oposición.