A su vez, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) apuntó cuatro señales de alerta provenientes del exterior, a fin de preparar a la economía mexicana y reducir algunos daños colaterales que puedan debilitarla: que la economía de Estados Unidos crezca a un ritmo más lento del esperado debido a posibles nuevos rebrotes de COVID-19, el retraso de una vacuna contra esta enfermedad, el aumento de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, así como la incertidumbre provocada por el proceso electoral en la Unión Americana.
Sin embargo, expertos como Luz del Carmen Díaz Peña, profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, advierten que el impacto en el precio internacional del petróleo, así como en el tipo de cambio peso-dólar, son focos de atención que el Gobierno debe tener en cuenta.
Por ello, se ha apuntado a la importancia de implementar mecanismos para hacer más eficiente la recaudación fiscal, así como evitar subejercicios e incentivar la inversión pública.
En todo caso, el factor de riesgo más importante para la economía radica en la rapidez con que se pueda contar con la vacuna contra el COVID-19. Al respecto, el gobernador del Banxico también apuntó que las afectaciones en las cadenas globales de valor, así como en el consumo, sólo podrán recuperarse una vez que haya algún medicamento disponible para contener los contagios del nuevo coronavirus.
La secretaría de Hacienda estima que, si bien de que el Producto Interno Bruto mexicano podría observar una caída de 8% en 2020, a partir del próximo año podría lograr un repunte de 4,6%.
