Antes del establecimiento de la República Islámica de Irán, ese país era gobernado por la dinastía Pahlavi que estaba alineada a Occidente. Por esta razón, el Ministerio de Defensa iraní en la década de 1970 decidió invertir en armamento y comprar a sus entonces socios, EEUU y Reino Unido, tanques y otros sistemas de defensa, pero estos países no cumplieron con la entrega del todo.
En esas décadas, Irán era considerado uno de los principales socios de defensa de Occidente hasta que fue instalada la República Islámica de Irán. El cambio político en Irán se convirtió en la piedra en el zapato para Occidente porque con ello perdió a su mejor cliente de armamento.
Desde entonces, Irán se propuso desarrollar un sector de defensa propio y no ha mostrado interés en adquirir armamento occidental. Sin embargo, el Reino Unido y EEUU todavía deben a Irán cantidades considerables por equipos que ya habían sido pagados bajo la dinastía Pahlavi que nunca fueron entregados.
Sin embargo, estas ventas a Irán fueron críticas para el Reino Unido porque los tanques Challenger y Challenger II tenían pocas ventas en el extranjero y por eso se producían a una escala pequeña y menos eficiente. Mientras que Francia también sufría varias pérdidas y las perspectivas de ventas a Irán para subsidiar los costos de investigación y desarrollo de armamento también se desvanecieron.
Las deudas de EEUU con Irán se pagaron notablemente durante la Administración del expresidente Obama tras la firma del acuerdo nuclear PAIC. Sin embargo, el Reino Unido nunca compensó a Irán por los sistemas de defensa que fueron pagados pero no entregados, incluidos unos 600 tanques Chieftain de un pedido total de 1.500. Es así que la deuda del Reino Unido asciende a unos 520 millones de dólares.