"Una vez que cumplí los 20 y ya había servido en el Ejército, decidí salir a viajar, a mirar las cosas como estaban afuera y prácticamente al otro lado del mundo", contó a Sputnik.
"Me encontré con un país hermoso en muchos sentidos, y qué cosa chistosa que la bandera de Ecuador es como la de Armenia pero al revés", agregó Ter-Minasyan.
Así se refería a las razones que lo motivaron a dejar su tierra y viajar a América, invitado por uno de los maestros con los que trabajaba, también armenio.
El amor que Ter-Minasyan siente por Ecuador, lo hizo quedarse definitivamente y formar allí su familia. "Es un país hermoso, la naturaleza es tan diversa, tienes absolutamente todo: montañas, selva, las Islas Galápagos, la costa", dijo.
Una vez llegado al país, este armenio amante de la música renacentista trabajó en Guayaquil durante un año y después se fue a la capital, Quito, donde elegiría finalmente vivir.
En la capital ecuatoriana trabaja hace 15 años en la Orquesta Sinfónica Nacional de Ecuador tocando el corno francés, también conocido como trompa. Un instrumento de viento-metal que tiene un carácter muy versátil, emitiendo tanto sonidos suaves y dulces, como ásperos y duros.
Respecto al instrumento, Ter-Minasyan sostuvo que es "hermoso pero uno de los más complicados e ingratos, aunque de los más útiles".
Explicó que "toda orquesta sinfónica debe tener al menos cuatro cornos; las orquestas filarmónicas tienen entre seis u ocho. Es un instrumento ingrato porque cuando tocas bien nadie se da cuenta, pero si fallas en una sola nota todo el mundo se da cuenta; tiene un sonido muy profundo".
"No es que escogí al corno, sino que este me escogió. Mi abuelo tocaba y mi padre es el primer corno de la filarmónica de Armenia; hasta ahora sigue tocando. Él me enseñó a tocar y lo hace mejor que yo", relató.
Además de su lado artístico, este músico tiene su veta emprendedora. Junto con amigos lleva adelante una pequeña empresa de elaboración y distribución de licores artesanales, que por su buena calidad se comercializan con éxito.
"Uno de mis amigos tiene un gran talento: hace unos licores impresionantes. Cuando decidimos comercializarlos nos empezó a ir muy bien porque la calidad es suprema", afirmó.
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