Aquella idea del sueño americano, esa expresión que representaba las oportunidades de crecimiento y confort para sus ciudadanos, quizás esté cada día más lejos de la realidad. Al menos eso parece indicar la última edición del Índice de Progreso Social al colocar a Estados Unidos como uno de los únicos tres países cuyo progreso social ha decaído desde 2011.
América Latina tiene a su primer representante en Chile, en el puesto 34. Le siguen Costa Rica y Uruguay, en los puestos 37 y 38 respectivamente.
Pero uno de los datos más llamativos del ranking es el lugar de Estados Unidos, que con un puntaje general de 85,71 aparece en el puesto 28, lejísimos del séptimo puesto de su vecino Canadá y por debajo de casi todos los países europeos.
El declive estadounidense es llamativo al punto de que los propios realizadores del ranking destacan que se trata de "el único miembro del G7 que ha tenido retroceso en progreso social". Por si fuera poco, junto a Brasil y Hungría integra el selecto grupo de los únicos tres países donde el progreso social ha descendido desde 2011, cuando comenzó a hacerse el ranking. Aquel año, EEUU ocupaba el puesto 19.
Para comprender la caída del panorama general estadounidense es preciso prestar atención a las grandes diferencias que muestra entre sus variables. Un análisis del columnista del New York Times Nicholas Kristof repasa como, por ejemplo, el país está primero en el mundo en calidad de sus universidades pero en el puesto 91 en acceso a educación básica. Lo mismo sucede con la salud: el lugar de privilegio estadounidense en tecnología médica cede ante el lugar 97° en acceso a salud de calidad.
"La caída de EEUU en la última década en este índice —más que cualquier país en el mundo—es un recordatorio de que los estadounidenses enfrentamos problemas estructurales que preceden al presidente Trump y que fueron abonados bajo el liderazgo de los dos partidos", añade Kristof.
El columnista considera además que Donald Trump "es un síntoma de este gran mal pero también causa su aceleración".