El producto interno bruto real ajustado estacionalmente se contrajo un 28,1%, superando el pronóstico de un 27,8% que se daba al respecto en agosto, indican los datos estadísticos de la Oficina del Gabinete de Japón.
En términos trimestrales, la economía japonesa se contrajo un 7,9%, por encima de un 7,8% previsto anteriormente.
Japón entró en recesión en el primer trimestre de 2020, en aquel momento su contracción anual ya había alcanzado un 2,3%. Realmente el país asiático no ha visto su economía crecer desde el segundo trimestre de 2019, cuando la dinámica de su crecimiento fue plana.
La reducción de la inversión privada entre mayo y agosto del 2020 fue exacerbada por el deterioro de la demanda interna impulsada por el gasto público, que mostró un desempeño peor de lo que se había pensado previamente.
"Los datos de alta frecuencia muestran que el crecimiento está luchando por ganar ritmo, lo que sugiere una recuperación muy gradual y prolongada tras el rebote inicial. Por lo tanto, las perspectivas a corto plazo siguen siendo desafiantes", destacaron desde la empresa Oxford Economics.
Recuperar el crecimiento económico será una de las principales prioridades para el país en el futuro próximo que se prepara para elegir a un nuevo líder que sustituya al primer ministro Shinzo Abe.