"Mi país, mi nación, mi pueblo ahora necesita ayuda, hay que ejercer presión internacional sobre este régimen, sobre este hombre que se aferra con tenacidad al poder. Es necesario imponer sanciones a las personas que dan y ejecutan órdenes criminales que violan las normas internacionales y los derechos humanos", dijo Tijanóvskaya al intervenir en una sesión del Comité de Asuntos Políticos de la PACE.
Tijanóvskaya subrayó que los resultados de las elecciones del 9 de agosto fueron falsificados.
"Ni una sola organización internacional ha reconocido estos resultados. El pueblo bielorruso se negó a reconocer este engaño. Esto significa que el señor [Alexandr] Lukashenko no es un presidente legítimo", puntualizó.
Liberación de Kolésnikova
Tijanóvskaya llamó a las autoridades a poner en libertad a María Kolésnikova, detenida esta madrugada cuando pretendía salir del país con otros dos opositores.
"María Kolésnikova debe ser liberada de inmediato, así como otros integrantes del Consejo de Coordinación detenidos", indicó la opositora en su canal de Telegram.
Más temprano el Comité de Fronteras bielorruso comunicó a Sputnik que los tres opositores Antón Rodnenkov, Iván Kravtsov y María Kolésnikova que viajaban en un coche, habían pasado el control fronterizo y se dirigían a Ucrania.
El organismo confirmó que Rodnenkov y Kravtsov cruzaron a territorio ucraniano.
Kolésnikova se daba por desaparecida desde el 7 de septiembre, cuando un grupo de desconocidos la habría secuestrado en el centro de Minsk, según una testigo presencial citada por varios medios bielorrusos.
El Ministerio del Interior de Bielorrusia afirmó el 7 de septiembre que no está al tanto del incidente. El Comité de Control Estatal y la Policía de Minsk tampoco confirmaron los informes.
Según el escrutinio oficial, Lukashenko obtuvo el 80,1% de los votos, seguido de la opositora Svetlana Tijanóvskaya, con el 10,12% de los apoyos. Los otros tres candidatos reunieron juntos poco más del 4%.
La oposición bielorrusa denunció numerosas irregularidades electorales y por ello exige una repetición de los comicios, opción que Lukashenko ha descartado en términos contundentes.