"Sigue existiendo una alta tasa de contagios lo que se puede convertir en una mayor cantidad de internados y consecuentemente pueden requerir terapia intensiva", dijo en conferencia de prensa el director del Servicio Departamental de Salud, Ramiro Narváez.
El anuncio surgió tras reuniones de emergencia ante la sorpresiva decisión del Gobierno transitorio de Jeanine Áñez de poner fin a la cuarentena, manteniendo solo restricciones mínimas a la circulación y aglomeración de personas, a pocos días de que se inicie la campaña de las elecciones generales del 18 de octubre.
El departamento de La Paz acumulaba hasta el 31 de agosto poco más de la cuarta parte de los 116.598 contagios acumulados en todo el país, según el más reciente reporte epidemiológico oficial.
La decisión de las autoridades de la capital política del país, secundada por las de la ciudades de El Alto (oeste) y Tarija (sur), contrastaba con el ambiente general de normalización, propiciado por el decreto gubernamental de posconfinamiento.
El alcalde Revilla, por su parte, anunció que las únicas medidas de "posconfinamiento" a aplicarse de inmediato en La Paz eran el retorno a la jornada laboral ordinaria de ocho horas y la ampliación de los permisos de circulación de personas y vehículos hasta las 20:00 horas.
Sin embargo, seguirá vigente la norma que autoriza la salida a las calles a solo la mitad de la población, según la terminación de sus documentos de identidad y excluyendo a menores de edad y ancianos, y La Paz y El Alto continuarán cerradas totalmente los fines de semana.
En Santa Cruz, capital del departamento del mismo nombre, donde se concentraba más del 35% de los casos de COVID-19 del país, las autoridades locales autorizaron inclusive la reapertura de restaurantes y gimnasios.
En el proceso de "posconfinamiento", el Gobierno levantó la prohibición de vuelos comerciales internacionales, aunque mantenía cerradas las fronteras terrestres, fluviales y lacustres.