Navalni logró sobrevivir gracias a que fue hospitalizado con una velocidad increíble: solo media hora después de que el avión en el que volaba aterrizase de emergencia en Omsk, recalca Il Giornale, el mayor periódico de Italia. Esta rapidez contradice cualquier especulación sobre el intento de matarlo, ya que la forma más fácil de hacerlo sería "no llegar a hospitalizarlo" a tiempo.
Una vez en tierra, los médicos rusos le hicieron ocho análisis bioquímicos y 11 de gases, seis pruebas generales de sangre, cinco electrocardiogramas, 25 tests de glucosa, cuatro análisis de orina y una imagen por resonancia magnética. Después de ser hospitalizado se le inyectó inmediatamente atropina, que posteriormente estabilizaría su estado de salud.
Navalni, que ha criticado la política de Putin en numerosas ocasiones, no "presentaba un riesgo inmediato a su Gobierno, y su asesinato habría causado muchos más problemas que la paciencia con la que este lo había tratado durante todos estos años", señaló el profesor de la Universidad de Urbino, Igor Pelichchari.
En su conversación con Il Giornale el experto recordó que el político pasó 44 horas en el hospital de Omsk. Las numerosas pruebas a las que Navalni fue sometido allí y que se entregaron posteriormente a Charité "le han ahorrado tiempo al equipo médico alemán y han proporcionado un historial completo" sobre su estado de salud, según el italiano.
Todos estos factores considerados en conjunto ayudaron a salvar la vida del disidente ruso, concluyó el médico jefe del hospital de urgencias de Omsk, Alexandr Murajovski. Elegir un tratamiento tan eficaz y tan accesible para un paciente habría sido extraño si alguien hubiese buscado matar a Navalni, señala el medio italiano.
A su vez, el historiador Pierre Malinowski cree que es importante recordar estos y otros hechos para no sacar conclusiones precipitadas sobre lo ocurrido con Navalni. En particular, el politólogo galo recuerda que la decisión acerca de la posibilidad de transportar al político se tomó a las 19:00 del 21 de agosto de 2020.
Posteriormente los médicos rusos declararon que estaban dispuestos a proporcionar a sus colegas alemanes tanto los resultados de las pruebas como las muestras de biomaterial de Navalni. Además, pese a la poca imparcialidad de algunos medios, comunicaban regularmente al público toda la información posible sobre el estado de salud del paciente, salvo la información protegida por la ley sobre el secreto médico, comentó el experto Hamit Can en su cuenta en Facebook.
El 26 de agosto de 2020 Murajovski pidió que sus colegas de la clínica Charité presentasen los datos de los análisis que apoyaban su conclusión sobre el envenenamiento de Navalni. Sin embargo, hasta al menos el día siguiente "su petición no recibió una reacción positiva" por parte de los médicos alemanes.