Luego de haber sido pospuesto dos veces su lanzamiento por la llegada de la pandemia de COVID-19 y por cuestiones climáticas, el novedoso satélite de última generación y manufactura argentina Saocom 1B fue lanzado al espacio este domingo 30 de agosto.
Un cohete Falcon 9 de la compañía de manufactura y transporte espacial SpaceX, propiedad del excéntrico empresario tecnológico Elon Musk, partió desde el centro espacial J. F. Kennedy de Cabo Cañaveral, en Florida, EEUU, con el artefacto, que llegó a ese país en marzo.
El Saocom 1B tiene la capacidad de generar mapas de humedad del suelo por debajo de la superficie, que permitirá identificar pequeñas variaciones, además de desplazamientos del terreno, y con eso dar soporte a la industria agrícola y ganadera, hidrología y emergencias de terremotos, volcanes o deslaves.
"Desplegado en el espacio, mide 10 metros de largo por 4,5 de alto y orbitará a una altura de 620 km. El instrumento del satélite es una antena radar de apertura sintética (SAR), que sirve para proveer información sobre riego, salud de las plantas, distinguir qué tipos de cultivos se hicieron", dijo a Sputnik Hernán Aranda, ingeniero mecánico de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) e integrante del proyecto en el área de mecanismos de soporte en tierra.
El satélite fue terminado a finales de 2019 y enviado a EEUU en marzo de 2020, pero el brote de la pandemia impidió el traslado de los técnicos argentinos, quienes pudieron finalmente llegar al país del norte a principios de julio. Por cuestiones climáticas y el calendario de misiones de la NASA, el lanzamiento fue aplazado hasta el domingo 30.
La antena SAR utiliza microondas en la banda L, por lo que tiene capacidad de penetración por debajo de la superficie de la tierra. La puesta en órbita del Saocom 1A permitió que la Conae ya le pueda pasar al Instituto Nacional del Agua (INA) guías de crecidas, que informa sobre la susceptibilidad que tienen los ríos de desbordarse ante un evento meteorológico particular.
Además, esta tecnología permite llevar adelante modelos digitales de elevación, que tiene aplicaciones múltiples como la siembra y la ganadería, el trazado de rutas o vías férreas, para el modelado de recursos hidrológicos, mapas de escurrimiento y drenaje en ciudades, e identificar puntos de acumulación natural del agua.
"Japón es el único país que tiene un satélite con instrumentos similares al que hicimos nosotros, es único en el mundo lo que se desarrolló acá en Argentina. Cuando hay suficiente impulso se pueden lograr un montón de cosas. Lo más lindo es trabajar en algo que hace crecer al país y que funciona bien", comentó con orgullo Aranda, quien forma parte del proyecto hace 10 años.