"Vemos lo que pasa en el país y en torno a él, en esta situación complicada el Ejército garantiza y seguirá garantizado la seguridad militar del Estado, de la sociedad y de cada ciudadano que desee vivir y trabajar tranquilamente en Bielorrusia", afirmó Volfovich en un comunicado difundido por el Ministerio de Defensa.
Subrayó que los militares de Bielorrusia no permitirán "profanar nuestros monumentos, destruir el sistema de educación, intimidar a los ciudadanos, paralizar las comunicaciones de transporte, cambiar los valores morales de la juventud bielorrusa".
El jefe del Estado Mayor también confirmó las informaciones del Ministerio de Defensa de Bielorrusia sobre las pruebas de la disponibilidad operacional de las Fuerzas Armadas que prevén convocar a más de 140 soldados de reserva.
En los primeros días que siguieron a la votación, los agentes de seguridad dispersaron con gas lacrimógeno, balas de goma, cañones de agua, granadas aturdidoras e incluso fusiles con acción de bombeo a los miles de manifestantes que protestaban por un supuesto fraude electoral. Miles de personas fueron detenidas, al menos ocho se dan por desaparecidas y tres fallecieron.
Las escenas de violencia cesaron en los días siguientes, pero las protestas continuaron y trascendieron de la calle a algunas cadenas de televisión públicas y compañías industriales, que se declararon en huelga.
La oposición bielorrusa exige una repetición de los comicios, opción que Lukashenko ha descartado en términos contundentes.