A principios de junio la Estación Espacial Internacional tuvo que modificar su órbita para evitar una colisión con la basura espacial. Según la NASA, se trata de la vigésima séptima corrección desde 1999.
Es más, si la basura se sigue acumulando se podría producir el llamado Síndrome de Kessler que supone que la densidad de los desechos podría llegar a ser tan grande que impediría el lanzamiento de más naves espaciales o satélites, que, en particular, sirven para emitir las señales de telecomunicaciones.
Monitoreo de peligros potenciales
Desde el 1 de enero de 2016 Rusia tiene un sistema de monitoreo espacial que tiene como objetivo "recopilar, procesar y analizar la información sobre objetos espaciales que podrían representar un peligro para los aparatos tripulados o no tripulados", explicó Bakarás, que encabeza el centro de información y análisis del Instituto Científico Central de Construcción de Máquinas, el principal organismo de investigación de Roscosmos.
Esta información sirve para alertar a los clientes sobre "el surgimiento y la eventual evolución de situaciones peligrosas en el espacio circumterrestre" y hacer previsiones.
"Bajo espacio circumterrestre se entiende una esfera con el límite inferior situado a 100 kilómetros de la superficie de la Tierra, es decir el radio ecuatorial de la Tierra de 6.373 kilómetros más 100 kilómetros y el límite superior ubicado a la altura de 44.164 kilómetros, o bien el radio de la órbita geoestacional de 42.164 kilómetros más 2.000 kilómetros", precisó.
"El acercamiento entre dos objetos espaciales se considera peligroso si la probabilidad estimada de una colisión supera la de 1 por un millón", indicó.
Actualmente, el sistema ruso dispone de varias estaciones dotadas de telescopios y distribuidas por todo el territorio de Rusia, desde la ciudad de Usuriisk en el Extremo Oriente al poblado Naúchni en Crimea.
Además, la información se recopila fuera de Rusia, en particular, en el observatorio astrofísico Pico dos Dias, situado cerca de la ciudad brasileña de Itajubá.
Vía Láctea
Para el año 2030, el servicio de observación ruso se transformará en un sistema más innovador llamado Vía Láctea que "garantizará la sostenibilidad y la seguridad de la actividad espacial de Rusia en condiciones de una contaminación creciente del espacio circumterrestre".
El sistema, que de momento se está ideando, controlará además "los acercamientos peligrosos a la Tierra de cuerpos celestes de origen natural", es decir de los cometas y los asteroides.
"Para supervisar los asteroides de manera eficaz se requieren equipos capaces de detectar objetos peligrosos a una distancia bastante grande de la Tierra, aproximadamente de 30 millones de kilómetros", señaló Bakaras.
A fin de hacerlo de manera eficaz, "se está estudiando la posibilidad de crear en el marco del futuro sistema Vía Láctica un centro ruso de pequeños cuerpos celestes".
Por lo tanto, insistió Bakaras, a los telescopios hay que añadir "radares capaces de funcionar las 24 horas".
"Este desarrollo está previsto en el marco de la creación del sistema Vía Láctea que tiene que asegurar una cobertura global, un funcionamiento operativo y un monitoreo completo del espacio circumterrestre", aseguró.