Según la declaración del autoproclamado Comité Nacional para la Salvación del Pueblo (CNSP) publicado por el portal Mali 24, los militares amotinados establecerán "un colegio de transición integrado por representantes de las distintas fuerzas de la nación", que será dirigido por un presidente designado por sus miembros.
"El presidente del colegio asumirá las funciones de jefe de Estado y presidente de transición", dice el comunicado.
📸 Imágenes de la primera reunión del Comité Nacional de Salvación del Pueblo con los representantes de varios partidos en #Malí
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) August 20, 2020
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Agrega que el colegio será integrado por "24 miembros, incluidos seis soldados y 18 civiles de partidos políticos, la sociedad civil, organizaciones de mujeres y jóvenes, el colegio de abogados de Malí, las organizaciones religiosas y los malienses de la diáspora".
El CNSP también aboga por establecer un gobierno de unidad nacional que incluya a 15 ministros, crear una comisión nacional de revisión constitucional y celebrar elecciones libres y transparentes en abril de 2021.
"Ningún miembro del colegio de transición ni del gobierno de unidad nacional podrá presentarse a las elecciones", subraya el comunicado.
Además, todos los miembros del colegio de transición y del gobierno de unidad nacional deberán declarar sus bienes antes de asumir sus funciones y también al final de su misión.
El martes 18 en Malí estalló un motín en una base militar situada cerca Bamako. Un grupo de altos cargos militares se amotinaron y detuvieron al presidente Ibrahim Boubacar Keita y a varios ministros. Horas después el mandatario anunciaba su dimisión y la disolución del Parlamento y del Gobierno.
Las tensiones políticas en el país africano se han agudizado desde la reelección de Keita como presidente del país en agosto de 2018, en unos comicios marcados por numerosas irregularidades, según la oposición.
Al presidente, de 75 años, le acusan de corrupción, incapacidad para combatir a los insurgentes yihadistas que no paran sus ataques desde 2012, y de la crisis económica agravada por la pandemia del COVID-19, en un país dependiente de la producción de oro y algodón.