"Estaré orgulloso de llevar la bandera de nuestro partido en las elecciones generales. Así que acepto con gran honor y humildad esta nominación para presidente de Estados Unidos", declaró Biden en un discurso transmitido en directo desde Wilmington, Delaware.
Refiriéndose a su próximo rival en las urnas, Donald Trump, dijo que "ha envuelto a Estados Unidos en la oscuridad durante demasiado tiempo".
"Aquí y ahora les doy mi palabra: si me confían la presidencia, recurriré a lo mejor de nosotros, no a lo peor, seré un aliado de la luz, no de las tinieblas", prometió.
El candidato demócrata dedicó una parte importante de su discurso de aceptación a las medidas que tomaría desde el Despacho Oval contra la actual pandemia.
En particular, Biden se declaró dispuesto a promover las pruebas rápidas de COVID-19, así como la producción de equipos de protección personal en EEUU, "para que nunca más estemos a merced de China u otros países extranjeros". También se comprometió a imponer "la obligatoriedad del uso de mascarilla al nivel nacional".
"Haremos lo que deberíamos haber hecho desde el principio", dijo Biden. "Nuestro presidente actual ha fallado en su deber más básico. ... Eso es imperdonable", agregó.
"La peor pandemia en más de 100 años. La peor crisis económica desde la Gran Depresión. El mayor llamado a la justicia racial desde los años 60", señaló el candidato demócrata.
Para Biden, es "un momento de peligro real, pero también de posibilidades extraordinarias".
Sobre su política exterior, Biden dijo que será "un presidente que apoyará a nuestros aliados y amigos y les dejará claro a nuestros adversarios que los tiempos de intentar quedar bien con los dictadores han terminado".
El nominado demócrata mencionó de forma explícita a Rusia, al afirmar que "Estados Unidos no hará la vista gorda a las recompensas rusas por las cabezas soldados estadounidenses".
El diario The New York Times publicó en junio, citando fuentes de inteligencia de EEUU, que Rusia habría ofrecido recompensas a los talibanes por matar a militares estadounidenses en Afganistán.
Tanto el Ministerio de Exteriores ruso como el Kremlin calificaron de falsos los reportes de supuesta colusión entre Moscú y los talibanes.
También rechazaron en más de una ocasión las acusaciones de interferencia en el proceso electoral en EEUU.