El 19 de agosto, declarado Día Mundial de la Asistencia Humanitaria por la Asamblea General de las Naciones Unidas, cobra especial relevancia en un año marcado por la crisis sanitaria causada por la pandemia de COVID-19.
"El mundo rinde tributo a los trabajadores humanitarios que han sido asesinados o resultaron heridos en desempeño de su labor, y honramos a todos los trabajadores humanitarios y los profesionales de la salud que continúan, a pesar de las dificultades, prestando asistencia y protección a millones de personas", declaró la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el comunicado de este año.
Recientemente, tras la explosión del puerto de Beirut en el Líbano, Rusia envió cinco aviones de ayuda humanitaria con un hospital móvil, un laboratorio para detectar casos de COVID-19, y un equipo de médicos, socorristas y especialistas.
No es la primera vez que el Gobierno ruso manifiesta interés en brindar ayuda humanitaria a países y regiones que las necesitan. Aunque a principios de agosto la ONU vetó la oferta de Rusia de brindar ayuda a Siria durante seis meses a través de un puesto de control en Turquía, sí le permitió enviar, junto con el Gobierno chino, más de 20 toneladas de ayuda humanitaria a Venezuela para tratar el COVID-19.
En el marco de la pandemia, también, entregó 450 kits de test de COVID-19 al país sudamericano. En abril habían entregado otros 20.000 kits de PCR.
Argelia es otro de los países que recibió ayuda rusa durante la crisis sanitaria, al que se sumó Sudáfrica y Corea del Norte, donde fueron entregadas 25.000 toneladas de trigo en medio de una grave escasez de alimentos que sufría el país en abril.