Años antes, el médico alemán había descubierto, junto al japonés ShibasaburoKitasato, que los conejos y ratones a los que se les inyectaba un cultivo esterilizado de difteria y tétanos podían producir una antitoxina contra estas enfermedades con la que inmunizar a otros animales.
En la pandemia que ha sorprendido a todo el mundo en pleno siglo XXI, unos científicos están abocados al desarrollo de una estrategia terapéutica basada en anticuerpos policlonales equinos, un proyecto apoyado por tres ministerios de Argentina: el de Salud, el de Producción y el de Ciencia y Tecnología.
Del animal al humano
"No hay hasta el momento ningún tratamiento específico que haya demostrado esta efectividad", afirma a Sputnik, Fernando Goldbaum, director científico de la compañía biotecnológica Inmunova, que elabora esta solución hiperinmune junto con otras instituciones públicas y privadas.
Los anticuerpos se obtienen al suministrar como antígeno a los caballos una proteína del virus SARS-CoV-2 que reconoce y entra en las células de los tejidos pulmonares. Esos anticuerpos son entonces purificados.
El científico se detiene unos instantes al aludir al único tratamiento que en la actualidad pueden recibir los enfermos de COVID-19 en situación crítica, consistente en la transfusión del plasma de pacientes recuperados, y añade que su eficacia no está garantizada por la ciencia.
Los anticuerpos equinos, por el contrario, no sólo son producidos en gran cantidad, sino que además tienen una potencia para neutralizar el virus "de 50 a 100 veces mayor que la del plasma de un convaleciente", compara Goldbaum.
Ensayo en curso
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) de Argentina, de hecho, ha dado su aval para que los científicos lleven adelante los ensayos clínicos, que concluirán a finales de septiembre, en 242 pacientes con COVID-19.
Los estudios ya comenzaron en seis hospitales y clínicas de Buenos Aires y se prevé que se extiendan a otros quince centros de salud.
De tener un resultado auspicioso, el suero equino podría convertirse en el primer medicamento de este tipo en el mundo para tratar el COVID-19.
"Estos anticuerpos aplicados al paciente en el principio de la enfermedad podrían frenar la replicación viral, que es lo que estamos tratando de demostrar", indica el científico del Conicet.
Los caballos tardan un mes en generar los anticuerpos, y los investigadores precisan otros 30 días para extraer su plasma y elaborar el fármaco. A partir de un solo animal, en suma, se puede producir en un par de meses el tratamiento para unas 600 personas.
En una reunión celebrada el pasado 30 de julio, los representantes de Inmunova aseguraron al presidente Alberto Fernández que el medicamento estará disponible en primer lugar para todo el sistema público y privado de Argentina antes de exportarlo a otros países.
Coexistencia con vacuna
"Pensamos que en octubre podremos demostrar su eficacia, de manera que nuestro medicamento esté disponible para ser utilizado de manera masiva", sostiene Goldbaum.
Sobre su costo, el director de Inmunova no quiso aventurar un precio. Señala, eso sí, que será más económico que un día de internación en terapia intensiva.
Esta última compañía fue elegida para producir en Argentina la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica británica AstraZeneca, que se terminará de elaborar en México y que estará disponible a partir del primer trimestre de 2021 para América Latina, salvo Brasil.
El suero equino, en cualquier caso, puede convivir con la vacuna.
"La historia de la humanidad está llena de ejemplos de que la vacuna convive con este tipo de sueros, sea porque hay personas que no responden a las vacunas, u otras que no se vacunan a tiempo", dice Goldbaum.
Y agrega: "Prevemos que, si todo sale bien, el suero sea un complemento ideal para cubrir esos obstáculos".