La alianza periodística transfronteriza Centinela COVID-19 analizó 129 contratos de compras públicas de Costa Rica, Uruguay, Paraguay, Brasil, Colombia, México, Argentina, Perú y Guatemala, y reveló que sus gobiernos invirtieron 320 millones de dólares en respiradores artificiales hasta el 31 de mayo. Los precios más frecuentes para estos aparatos oscilaron entre los 28.000 y los 34.000 dólares por unidad en estos nueve países.
El estudio también evidenció que cuando llegó la pandemia, la mayoría de los países analizados tenía una infraestructura hospitalaria para cuidados intensivos insuficiente o en mal estado, según determinó la investigación.
Los resultados
Centinela encontró que Uruguay (que compró 104 unidades) y Costa Rica (adquirió 311) fueron precavidos y salieron más temprano a comprar, antes de que los precios se dispararan debido a la súbita demanda mundial simultánea, según publicó el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística.
La investigación también arrojó que Guatemala, el país más pobre de los comparados, hizo algunas compras de respiradores muy costosos, incluyendo tres respiradores para niños y bebés recién nacidos a más de 100.000 dólares cada uno, a pesar de que estos dos grupos no están entre la población que más frecuentemente necesita este recurso para sobrevivir al coronavirus. Además, Guatemala arrendó respiradores.
En Paraguay (donde se adquirieron 63 respiradores), se pagó por cada ventilador a comienzos de marzo 25.500 dólares y a fines de abril 41.000, lo que evidencia un gran cambio en los precios promedios de los respiradores pese a que se trataba de la misma empresa distribuidora, básicamente debido al factor tiempo.