El decreto fue firmado por Lukashenko el pasado 13 de agosto y prevé la entrega de medallas del primer, segundo y tercer grado.
María Kolésnikova, la única copresidenta del equipo electoral de Tijanóvskaya que permanece en Bielorrusia, tachó el decreto de un "insulto" para los bielorrusos.
"Personalmente lo considero como un insulto a todo el pueblo bielorruso. Tras estas semanas de violencia, agresión y muertes (…) se condecoran las personas involucradas en ello", dijo a la emisora Euroradio.
Kolésnikova subrayó que esa condecoración de los agentes del orden "es un gran paso hacia un Estado policial".
La oposición no reconoció el escrutinio oficial, al declarar que Tijanóvskaya en realidad reunió entre el 70 y el 80% de los votos.
En contra de la victoria de Lukashenko en el país estallaron fuertes manifestaciones que encontraron una represión brutal: para dispersar las protestas, los agentes del orden recurrieron a gas lacrimógeno, balas de goma, cañones de agua, granadas aturdidoras e incluso fusiles con acción de bombeo.
Según el Ministerio del Interior, en los primeros días de las protestas centenares de personas sufrieron heridas, incluidos más de 120 agentes del orden público, y más de 6.700 personas fueron detenidas. Dos personas fallecieron.
Lukashenko sostiene que la situación en Bielorrusia se debe a una "injerencia externa" que sigue las pautas de "revoluciones de colores". El 15 de agosto Lukashenko afirmó que acordó con Putin que Rusia ayudará a Bielorrusia a garantizar su seguridad si Minsk se lo pide, en el marco de la cooperación entre los dos países dentro de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva. Putin confirmó el 16 de agosto su disposición de proporcionar la asistencia necesaria.