El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, declaró estos días que las protestas callejeras se dirigen en el país desde el exterior, en particular desde Polonia.
"Tales afirmaciones carecen de todo fundamento. Polonia no influye sobre la situación interna en Bielorrusia. La sociedad bielorrusa eligió tal forma de protesta y tiene el derecho a hacerlo, corresponde a la sociedad bielorrusa decidir el futuro de sus autoridades, pero no a la opinión pública internacional ni a los países limítrofes", dijo el vicecanciller.
Al mismo tiempo anunció que Polonia buscará sostener diálogo tanto con las autoridades como con la oposición de Bielorrusia.
Según el diplomático, el presidente Lukashenko siempre que tiene problemas en su país acusa a los vecinos.
"Calificamos de absolutamente infundadas tales acusaciones y pedimos a las autoridades de Minsk que dejen de desarrollar tal actividad", señaló.
Después los organismos judiciales dejaron de usar la fuerza para dispersar los mítines; más de 6.700 personas fueron detenidas en los primeros días de las protestas.
Según el Ministerio del Interior de la república, durante los desórdenes centenares de personas sufrieron heridas, incluidos más de 120 agentes del orden público, un manifestante falleció en un intento de arrojar contra los policías un explosivo de fabricación casera.