En una carta abierta al presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, Spivakov recordó que el mandatario le otorgó la Orden "en señal de reconocimiento de los méritos en el ámbito humanitario, el renacimiento nacional y la defensa de la dignidad y los derechos humanos de los ciudadanos de Bielorrusia".
"Sigo compartiendo esos valores pero no con usted, un gobernante que creó para su pueblo unas condiciones de vida incompatibles con el humanismo y la democracia", sentenció Spivakov en la misiva publicada en la cuenta de Instagram del Centro Internacional de Artes Escénicas de Moscú.
"Por lo tanto, en la situación actual me veo obligado a renunciar a la orden que usted me había otorgado", declaró Spivakov y afirmó que le "da vergüenza ostentarla por estar vinculada con el gobierno" de Lukashenko.
Agregó que en la "fiesta" de Lukashenko —palabra que el propio líder bielorruso había usado en referencia a las controvertidas elecciones del pasado domingo 9 que derivaron en protestas y una respuesta desproporcionada y muchas veces brutal de las fuerzas del orden— "reinan el oscurantismo, la tiranía, la violencia y los innumerables ejemplos de la extrema brutalidad con la que las autoridades reprimen la voluntad de numerosos ciudadanos a lo largo del país".
"Su poder 'negro' es su mayor debilidad", escribió Spivakov a Lukashenko y concluyó su mensaje con la cita bíblica de "bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación".
"Y así será", exclamó.
Las protestas estallaron en Bielorrusia el domingo por la noche, tras el anuncio de los primeros resultados de los comicios presidenciales que daban como ganador al mandatario en ejercicio Alexandr Lukashenko.
La oposición se negó a reconocer el escrutinio oficial al afirmar que Tijanóvskaya habría conseguido entre el 70 y el 80% de los apoyos.
Tras el cierre de las mesas electorales, miles de personas se echaron a la calle en Minsk y otras ciudades de Bielorrusia para expresar su descontento con el recuento oficial, una protesta que fue dispersada por la policía con el uso de balas de goma, cañones de agua y granadas aturdidoras.
Las manifestaciones en Minsk dejan hasta el momento un muerto y miles de detenidos, conforme a los datos del Ministerio del Interior.
