Lima puede entenderse geográficamente como una urbe que nace en las costas del Pacífico y se extiende hacia el este hasta los primeros cerros que anuncian el inicio de la cordillera de los Andes. En estos cerros existe uno de los pocos ecosistemas verdes que subsisten en medio del cemento: las lomas.
Tierra a la venta
Ante el descuido de las autoridades, las lomas han venido sufriendo por años de invasiones ilegales, realizadas mayormente por traficantes de terrenos, según denuncia a Sputnik el presidente de la organización ecologista Red de Lomas del Perú, Ascencio Vásquez.
Personajes siniestros, los traficantes han pretendido ser personas de bajos recursos con una necesidad urgente por contar con un lugar donde vivir. Lo cierto, afirma Vásquez, es que es gente que busca el lucro al apropiarse de estas áreas con el propósito de venderlas a terceros que realmente necesitan de una vivienda en una ciudad donde, en sus zonas bajas, ya no cabe nadie.
Aunque tarde, el Congreso legislativo de Perú aprobó en 2018 la Ley de Desarrollo y Complementaria de Formalización de la Propiedad informal, Acceso al Suelo y Dotación de Servicios Básicos. En esta norma, se establecía que la formalización, que implica la entrega de títulos de propiedad sobre las áreas que ya habían sido invadidas en las lomas, sólo iba a incluir a aquellas que habían pasado por este proceso de apropiación hasta el 31 de diciembre de 2010.
En consecuencia, las invasiones realizadas posteriormente a esa fecha no iban a ser beneficiadas con el otorgamiento de títulos de propiedad. Sin embargo, el 5 de agosto pasado, el Congreso aprobó un dictamen en la Comisión de Vivienda que pretende ampliar la fecha límite para la titulación de las invasiones hasta el 31 de diciembre de 2015.
No aptas para vivir
Con el dictamen, que queda pendiente de ser aprobado en el pleno, no sólo se estaría asestando un golpe a una ciudad ahogada en contaminación ambiental, sino que también se estaría perdiendo buena parte de un activo ecológico invaluable, un posible atractivo turístico para Lima, además que se estaría atentando contra la salud de las personas que, eventualmente, vivirían en estos terrenos legalizados.
"Estas tierras presentan características no aptas para la vivienda por ser zonas de alto riesgo, donde ocurren huaycos (deslizamientos de lodo y piedras), sismos, y donde se experimentan además bajas temperaturas y niveles de humedad que llegan al 100%. No son terrenos hábiles para vivir", indica el titular de la Red de Lomas del Perú.
Como no pocas veces en este país, la defensa de los ecosistemas y la consecuente calidad de vida de sus habitantes está en manos de sus representantes. Algo "poco alentador", dice Vásquez, y casi seguro que en su opinión lo secundaría la mayoría de limeños o peruanos, ciudadanos con poca fe hacia quienes votan con cada vez más desgano.